Cambiar a un Perseguidor en un Siervo de la Iglesia
La gracia de Dios es inagotable, él puede cambiar a un perseguidor en un siervo de la Iglesia totalmente preparado para cumplir con la Gran Comisión. Este es el testimonio de nuestro compañero de estudios…
Mi nombre es Jorge Luis. Soy natural de Cuba. Nací en el año 1963, en un hogar con problemas entre mis padres. Mi madre murió cuando tenía 14 meses de nacido. Cuando mi padre me abandonó, unos amigos de mi madre me adoptaron. Ese fue un buen hogar. Ahí recibí mucho amor y ternura.
Conocí el Evangelio de manera muy especial:
Tenía alrededor de 16 años y cursaba el bachillerato. Pero el Departamento de Inteligencia en Cuba me llamó para prepararme y entrenarme como un agente secreto. Al paso de unos meses me dieron la misión de infíltrame en una iglesia para vigilar a los miembros. En especial debía vigilar al pastor, debía reportar sus mensajes, sus contactos y sus movimientos. Pero en al asistir a la iglesia, al conocer a los hermanos y al pastor pude entender el Evangelio. Eso cambió mi vida, ¡Cristo me dio una nueva vida! Me convertí, pasé de ser un perseguidor de la Iglesia a un siervo genuino de la Iglesia. Esa ha sido la mejor experiencia de mi vida.
Desde entonces han pasado muchos años. Durante 35 años trabajé como enfermero en áreas de salud pública en Cuba Luego nos mudamos a Estados Unidos, aquí seguí trabajando como técnico en un hospital. Mi matrimonio tiene más de 33 años. Mi esposa y este servidor tenemos dos hermosas hijas.
Junto con mi familia somos miembros de la Iglesia First Baptist Church en la ciudad de Hialeah, Florida. En la iglesia servimos apoyando de diferentes maneras espirituales y administrativas. Mi hija mayor tiene 27 años estudia una maestría en consejería cristiana. Mi otra hija, la menor, estudia bachillerato en educación artística teatral. Ambas hijas son útiles y fieles servidoras en la obra de nuestro Dios en nuestra congregación. Yo sirvo principalmente como asistente del pastor.
Ahora ya estoy retirado. Pero aunque sufro de lupus y artritis no voy a desaprovechar este tiempo. Quiero prepararme para las Escrituras para servir lo mejor posible durante el tiempo que me regale el Señor. Mi entrenamiento lo voy a poner en práctica inmediatamente. También, si es posible, planeo entrenar a otros hermanos de mi congregación con el entrenamiento que yo vaya recibiendo. Quiero cumplir con la Gran Comisión. Confío plenamente de que las herramientas que ILC me comparta a través de las clases me ayudarán a cumplir mi deseo. Sé que hoy ILC me proporciona óptimas facilidades para prepararme y capacitarme para el trabajo ministerial.
Agradezco todo y les deseo bendiciones.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo…
1 Corintios 15:10