Preparación Formal Cristiana

Testimonio: Te busque por varias partes…Hasta que me encontraste Jesús!

Aunque desde pequeña sentía inclinación por rezar a Jesús, al estudiar en un colegio católico me distancié más de 10 de su presencia, anduve por varias religiones buscándolo, asistí con mi mamá a algunas iglesias protestantes pero seguía sin encontrarlo!La situación familiar y económica en mi casa era difícil, un hogar de ocho hijos con un padre que viajaba mucho y una madre que trabajaba incansablemente para asegurar una buena educación a sus hijos fue el escenario donde crecí y maduré a temprana edad. Por un tiempo nuestra familia fue diezmada y esa fue una de las fuertes situaciones que nos marcó a todos; siempre tuve claro lo que quería en la vida y una marcada necesidad de conocer a ese ser superior, lleno de poder y bondad, el único que puede ofrecer seguridad y protección a sus hijos sin condicionamientos, sino por gracia.

Pero ya como estudiante universitaria y empleada bancaria seguía sin encontrarlo, me aferraba a imágenes de algunos eventos del nuevo testamento y a esa esperanza de que Jesús no permanecía en la cruz ni tampoco quería que suframos durante toda nuestra vida un interminable calvario diseñado para acompañarlo a él como si de un destino fatal pero privilegiado se tratara.Escuche el pensamiento de maestros hinduistas, de seguidores del esoterismo, aprendí y practiqué algo de programación neurolingüística, dancé con practicantes de las danzas de paz universal y asistí a varias charlas del humanismo, mientras continuaba en mi búsqueda del camino, la verdad y la vida. Conocí a cientos de personas en cada charla, en cada taller y en cada convivencia, me adaptaba rápidamente a ellos, pero dentro de mí sabía que no había encontrado todavía mi lugar.

Transcurrían los años entre el trabajo, los problemas familiares y mi inconsciente búsqueda de la paz que sobrepasa todo entendimiento. Cuando a mi manera había logrado independencia económica y psicológica, enterrando muy dentro de mí frustraciones y dolores emocionales, mi hermano Juan Diego comenzó a hablarme de un Dios vivo, lleno de gracia y perdonador, que había entregado su vida por amor y había comprado a precio de sangre una vida eterna para nosotros, sus hijos. Así, fue en el 2008 que recibí a Jesús como mi Salvador y desde allí inicié un camino sin retorno, lleno de su presencia y de su protección, desde antes que estuviera en el vientre de mi Madre, Dios Todopoderoso tenía un propósito para mi vida y lo iba a concretar de cualquier forma, por varios años lo presentí y ahora tengo la certeza que así es.

Durante dos años asistí a la Iglesia Centro Cristiano, no hubo domingo que no asistiera pues mi hambre de la palabra era constante, cuando no me bastó la leche materna, encontré una iglesia pentecostal muy cerca de mi casa, lugar que desde el primer día que asistí me brindó la confianza de estar en el lugar que Dios lo había previsto, allá voy desde hace diez años atrás, en este tiempo el Señor ha moldeado mi carácter como barro en sus manos, y ha tratado mi corazón con sabiduría y paciencia. Hoy me siento una hija de Dios, una sierva madura en la fe que busca su voluntad y se ha ofrecido para servirle en el lugar que él lo establezca. Hace cuatro años, en una visita esporádica que le hice a la Pastora Principal de mi Iglesia, ella me propuso formar parte de algún ministerio, recuerdo que le conté que amaba cantarle al Señor y que era un verdadero gozo el hacerlo, así que inmediatamente me incorporó en el coro de la Iglesia, quince días después, no tres meses después como en el caso de otras hermanas, tuve el privilegio de vestirme la ropa de corista y formar parte de la alabanza en los servicios dominicales y semanales que se ofrecen.

Ahora, a raíz del confinamiento por la pandemia, en donde mantuve una comunión estrecha con el Señor, vengo sintiendo la fuerte y firme decisión de servirle como Consejera Espiritual, desde tiempo atrás he tenido la oportunidad de guiar y apoyar a varias personas, compañeras de trabajo y amigos de la vida, quienes han reconocido ciertos dones que el Señor ha puesto en mí para ofrecer palabras de aliento basadas en la palabra del Señor, inspiradas por el Santo Espíritu en otros casos y en todos los casos respaldados por situaciones vividas y/o aprendidas. Antes de convertirme al Cristianismo, pensaba que las necesidades del hombre se satisfacían si eran resueltos sus problemas económicos, laborales o de salud, no había podido dimensionar cuanto afectan al hombre las carencias emocionales, las relaciones familiares resquebrajadas, las heridas del pasado, las frustraciones o simplemente la ausencia de cariño; más ahora, sé que aunque existan limitaciones económicas o de salud, la paz que sobrepasa todo entendimiento es suficiente en la vida del hombre, y esa paz solo es posible cuando su corazón ha perdonado, ha sido sanado y ha recibido la verdadera libertad que Jesucristo nos concede. Me he ofrecido a mi Señor como obrera en su mies, y mientras le he orado por ello, he sentido que una formación escolar afianzará mi llamado, hace unos días atrás comencé a buscar en la web alguna escuela bíblica, preferiblemente gratuita, (al momento me encuentro desempleada) a fin de iniciar una preparación formal cristiana y guiada en la palabra y las enseñanzas del Cristianismo. Estoy contenta de haber encontrado a Líderes Cristianos Instituto, para mí la modalidad online se adapta perfectamente a mis condiciones, pues vivo en Ecuador en una ciudad pequeña; me he determinado a ganar la beca y espero en un futuro cercano poder trabajar como consejera espiritual vía online, o en una iglesia que puede estar ubicada en otro país de Latinoamérica o en Norteamérica.

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