esperanza que siempre tuve
Esta es la esperanza que siempre tuve desde que conocí a Dios nuestro Señor por medio de mis padres, pues nací en una familia cristiana con esperanza y desde pequeño fui formado por ellos en el camino del Señor.
Por lo que, en esta carta me gustaría compartir mi testimonio. Mi nombre es Eliceo Justiniani Sallo, edad 50 años y soy de la ciudad imperial del Cusco, Perú. Mi papá fue pastor de una iglesia durante muchos años siendo ejemplo de un verdadero cristiano; desde muy niño me instruyó la importancia entregar nuestra vida a Dios; es por ello que, puse mi vida a los pies de Cristo y fui bautizado.
Siendo ya joven llegué a participar en las actividades eclesiales específicamente en el ministerio de alabanza; y con el avivamiento eclesial que venía en los años de 1992 creció un fuego en mi corazón ¡era tiempo de tener una preparación ministerial en cuanto a la palabra! Sin embargo, la iglesia donde me congregaba era muy conservadora y desestimó este avivamiento poniendo muchos obstáculos al anhelo de mi corazón; me sacaron del ministerio de alabanza y limitaron mi posibilidad de tener un liderazgo en la iglesia aun siendo ya casado, aduciendo que era un matrimonio joven, sin experiencia y sin ningún estudio en un seminario bíblico. Es así que, estudié en un instituto de mi localidad; empero, no pude concluir por motivos de familia, el fallecimiento de mi madre, los problemas económicos y la falta de apoyo eclesial.
Tiempo después asistí a otra iglesia durante 15 años donde serví en el ministerio de alabanza; posteriormente, me inscribí en su seminario teológico donde obtuve una respuesta abrupta de un “¡NO! solo solteros y no casados”; fue una tristeza y no entendía qué es lo que Dios tenía preparado para mi vida; sin embargo, ante la negativa, el llamado en mi corazón persiste. En tiempo de pandemia se cerraron los lugares de culto y a pesar de las circunstancias, como está escrito en Josué 24:15b dije “yo y mi casa serviremos a Jehová”, por lo que, fui el pastor de mi familia. Ahora, encuentro esta oportunidad en el ILC de que Dios abre nuevamente las puertas de poder estudiar la palabra del Señor y cumplir el llamado de Dios mediante la enseñanza virtual y actualizada.
Mi pasaje favorito es 2 Timoteo 3:16 – 17.