Agradecemos a Dios
Agradecemos a Dios

En el ILC agradecemos a Dios por cada estudiante que demuestra tenacidad y perseverancia. No siempre es posible porque no todos teneos agradecemos a Dios demostrando nuestro integres de preparados para servirle. Pero ese no es el caso de nuestro compañero que comparte su testimonio.

Buenas tardes con todo mi nombre es Edwin Pila, soy Ecuatoriano, nací en la ciudad de Quito la carita de Dios la llaman, tengo 34 años, e intento impregnar en este documento parte de mi testimonio. Hoy quiero detallar información sobre mi repentino cambio de vida y decirles que lo que me paso a mí, también les puede pasar a ustedes, no esperen que sea demasiado tarde vengan refugiasen en El Señor, el espera por ustedes, hay un lugar especial cerca de Él. Crecí lejos de mis padres, pues mi abuelo me arrebato de los brazos de mi mama unos meses después de mi nacimiento porque él no aceptaba a mi padre, “un delincuente, drogadicto y muy promiscuo”, desde los 6 años anduve en las calles y empecé a tener como amigos a personas muy mayores, a los 12 años ingrese en mi primera pandilla fueron mis primeros contactos con el sexo, el alcohol y las drogas, a los 13 años ya lideraba una fracción “pandilla”, 30 jóvenes entre hombres y mujeres de distintos colegios de Quito, a los cuales extorsionaba económicamente para obtener dinero para mis vicios, a los 15 años me expulsaron de mi primer colegio porque fui considerado un delincuente en formación y de mala influencia para mis compañeros, al cumplir 16 años y después de haber estado en más de 10 pandillas, resentido con migo y con la sociedad, echándole la culpa de todo lo que me estaba pasado a mi papá lo buscaba para matarlo, armado con una revolver calibre 38 lo busque por muchos lugares donde el delinquía pero por obra de Dios jamás lo encontré. Les comparto que en algún momento de mi vida sufría de depresión, es una enfermedad que se caracteriza por una profunda tristeza, baja autoestima y pérdida de interés por todo, esto acompañado de las malas decisiones que estaba tomando en ese momento, me había trasformado en un hombre muy calculados y sin escrúpulos ni buenos sentimientos, no me importaba causar daño emocional o físico a quien se cruzara en mi camino. Como no quería responsabilidades empecé a cultivar en mi mente un rechazo a formar una familia porque no quería que ellos sufrieran como yo, así conocí a la mujer que más tarde sería mi esposa, desde un principio no la supe valorar al contrario me aproveche del amor que ella estaba sintiendo y la utilice dando rienda suelta a mis bajos instintos, con el tiempo vino mi primer hijo Cristofer, ya con familia aparentemente atrapado sin poder complacer mis concupiscencia ellos empezaron a ser víctimas de mi amargura, los llene de groserías, golpes y malas actitudes el miedo y la tristeza se podía reflejar en sus rostros ahora. Con 25 años de edad, y aun con una vida desordenada Dios me hizo el llamado, recuerdo que en ese tiempo mi primo estuvo al borde de la muerte por una golpe que recibió en la cabeza en una riña callejera, además mi esposa me había dejado en dos ocasiones anteriores por mis adicciones y era la última oportunidad que nos dábamos como pareja. Una tarde que por algún motivo no había bebido llegue a casa muy molesto ingrese y mi pequeño de tan solo 8 años se acercó, con su cabecita abajo entre sollozos me dice “Papi que te hace falta en la casa para que dejes de tomar”, esas palabras hasta el día de hoy retumban en mi mente y estrujan mi corazón, salí de la habitación y sin poder contener el llanto me refugie en un rincón de mi terraza. Poco tiempo después me invitaron a un Encuentro o Retiro, allí me hablaron de un padre amoroso, en el cual yo no creía porque hasta esa edad no había conocido a mi papá biológico, porque jamás recibí un abrazo una caricia de él, pero aquí pude entender que mi padre no me podía darme lo que él tampoco recibió. Dios empezó a obrar en mi vida desde ese momento el me hizo volver en sí, empezó a retirar esa venda que por tanto tiempo la había llevado en mis hijos. Hay quienes piensan que no han pecado tanto como para humillarse ante Dios y otros como yo que pensamos que nuestros pecados son tan infames que no merecemos ni obtendremos perdón, recordaba que unos meses atrás había colocado droga en la refrigeradora donde reposaban los alimentos de mi familia y mi corazón se entristecía, me fueron explicando en cada tema como Dios podía obrar en mi vida, me enseñaron que debía ir del dicho al hecho, que debía tener una verdadera conversión que debía dar un giro de 360 grados, Dios me estaba llamando, ahora y no importaba el estrato social ni donde crecí, no importa el color de piel, tampoco si mi pecado es pequeño o muy grande, él me daba la oportunidad de romper toda cadena que me ataba a este sistema del cual no se fomenta la importancia de que agradecemos a Dios por todas sus bendiciones. Dios quería darme una vida nueva él quería que viva no que sobreviva, le entregue mi corazón en ese lugar. Ahora entendí que él me había recompensado incluso cuando me equivoque al tomar terribles decisiones, él me había dado más de lo que yo jamás podría haberme imaginado, una hermosa familia una esposa maravillosa y dos hijos a quienes debía amar como él lo hizo con migo. Ahora cuando llego a mi casa mis pequeños ya no tienen que esconderse en su camita y hacerse los dormidos, mi esposa y mi madre ya no tienen que permanecer en vela durante toda la noche con el temor que me pase algo malo en la calle. Hay que recalcar que los problemas y las dificultades no han desaparecido estos son parte de la vida, no es como una obra me magia, no todo es felicidad siempre agradecemos a Dios porque sé que  me sostendrá que jamás se apartara de mil lado por eso sé que es mejor afrontar los problemas junto a Dios que apartado de él, por eso yo decidí dejar de quejarme y vivir agradecido con Dios en todo tiempo. Siempre buscaba información que complementara mis prácticas como cristiano y Dios respondió una vez más, una mañana revisando muchas páginas de internet encontré el Instituto de Líderes Cristianos que me pareció muy interesante y de gran bendición, llene la información que me solicitaron y al navegar por la página sentí un gran gozo en mi corazón por lo que allí se me compartía, espero llegar muy lejos en este nuevo reto ya que según pude revisar hay un camino largo que recorrer y mucho que aprender – sobre todo en la manera en que agradecemos a Dios. Autor: E.J.P. Santafe