El Levantamiento de un líder del Avivamiento
Testimonio: Rescatada para vivir una vida de victoria en Cristo
Este es mi historia de convertirme en un líder del avivamiento. El Año 1980 fue uno de vital importancia y significativo para mí… todavía lo recuerdo… contaba con apenas 20 años y cursaba mi segundo año en la Universidad de Puerto Rico. Llegué a este lugar, como toda joven, llena de ilusiones, sueños y metas que alcanzar. Y, fue en esta época maravillosa cuando tuve un encuentro con mi hermoso Salvador.
Comenzaré por decir que formo parte de una familia puertorriqueña pobre, humilde, pero… trabajadora. De mi madre recibí grandes enseñanzas y principios morales para lograr una vida digna, aunque nada similar o comparable a las que adquirí cuando tuve una experiencia viva y real con Jesús. Lamentablemente, ni ella ni nadie en la familia habían tenido un encuentro transformador con Dios, pues todos practicaban la religión tradicional-popular. Deseo añadir que tengo tres hijos maravillosos y 18 hermanos. Mi experiencia de conversión se produce cuando visito una iglesia pentecostal, humilde y pequeña, por primera vez, descubriendo de esta manera, un mundo desconocido para mí hasta ese momento. El mensaje de la noche, la presencia del Espíritu Santo y los propósitos de Dios con mi vida fueron tres factores que se unieron armoniosamente en el orden de Dios y, me impulsaron aquella noche a aceptar a Jesús como mi exclusivo Salvador.
Ha sido la decisión más sabia y más firme que he tomado en mi vida. Lo demás, fueron las piezas que fueron colocándose en su lugar, engranando hasta alcanzar el propósito de Dios en mi vida, cumpliendo con su voluntad en este caminar de servir a Dios incondicionalmente, voluntariamente, con respeto, voluntad y agradecimiento. He colaborado en la obra del Señor como maestra de Escuela Dominical (adultos) y soy predicadora de La Palabra por aproximadamente 30 años. Además, he trabajado en la obra misionera en República Dominicana, Guatemala y El Salvador. Siento una gran pasión por las almas y nuestra iglesia realiza una labor incansable en la predicación a nivel local, en nuestras comunidades, hospitales, comunidades marginadas, entre otras.
Para compartir un perfil sobre Puerto Rico, mi país natal, puedo decir que se le conoció como “Cuna del evangelio de Cristo”. Se genera un ambiente propicio para la evangelización y para la labor misionera. De esta manera nacen grandes ministerios misioneros y evangelísticos a nivel local e internacional. Producto de esta época de esplendor del evangelio en nuestro país queda un remanente pequeño (del cual formamos parte) arraigado a las enseñanzas aprendidas (y olvidadas por muchos de esos predicadores en el presente) esperando a nuestro Señor, sin apartarnos de la senda antigua y de la buena enseñanza: “en la brecha y haciendo vallado”. Respecto al llamado al ministerio, puedo decir que fue algo que rompe con todas mis expectativas, un don inmerecido y nunca antes lo había imaginado. Trabajé junto a mi esposo por 34 años en la obra que pastoreo actualmente y él fue nuestro único Pastor (fundador y mentor) y falleció durante el mes de diciembre de 2020. De esta manera y con la ayuda de Dios, la iglesia tomó la decisión en consenso de que permaneciera frente a la grey y, aquí estoy.
Se han aumentado la responsabilidad, los retos y el compromiso con Dios y con la congregación. Quiero destacar que aunque poseo una preparación académica secular (como docente 30 años) y cuento con 34 años de experiencia pastoral, junto a mi esposo… aquí estoy frente a mi Mar Rojo, a mi Jordán… Sé que del otro lado y, a la vez, a mi lado, está Dios dirigiendo cada paso… Reconozco que desde mi juventud he recibido un llamado de Dios para laborar en la obra en todo lo que ha sido necesario.
La necesidad en nuestro país se ha aumentado, pues ha habido una iglesia que ha abandonado su lugar, prefiriendo el mundo y alejándose de Dios. De manera que la tarea de la iglesia se ha hecho más ardua, pues hay que predicar a quienes NO conocen a Dios y hay que restaurar los cimientos que se siguen “tambaleando, pues hay quienes pretenden removerlos de su lugar con falsas doctrinas, enseñanzas, prácticas y estilos de vida que NO son los que distinguen la iglesia del Señor. Hoy más que nunca en la historia de nuestro país y del mundo son necesarios los líderes “calificados, listos, líderes de avivamiento, establecidos en su caminar y en su doctrina”, según se establece en los principios básicos del Instituto de Líderes Cristianos (I.L.C.).
Buscando una forma de lograr un adiestramiento ministerial dentro de nuestras limitaciones y acorde con nuestras metas y objetivos, conocimos acerca del I.L.C. a través de la herramienta de la internet. Sabemos que el I.L.C. se presenta como una alternativa accesible y real para “identificar, entrenar y movilizar a los líderes de avivamiento” para ocupar sus respectivos lugares, allí donde Dios tenga establecido, según su propósito divino. El Instituto de Líderes Cristianos representa la oportunidad de que muchos líderes que carecen de la preparación ministerial adecuada, de la disponibilidad de recursos, económicos y de otra índole puedan alcanzar sus expectativas ministeriales. En el ámbito personal he superado grandes obstáculos en mi vida durante los primeros meses de este año, aún así, he decidido a mis 61 años, posicionarme de la bendición que Dios tiene para mi vida. Deseo convertirme en una líder de avivamiento conquistando la victoria que Dios tiene para mí y para nuestra iglesia. Aspiro a seguir sirviendo a Dios con alegría, cuidar de mi familia y de la iglesia y hablar de Jesús a quienes NO le conocen.
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