El TIEMPO HA LLEGADO
EL TIEMPO HA LLEGADO
En mi testimonio relataré la importancia de reconocer que gracias a Dios el tiempo ha llegado. Mi nombre es Genny y vivo en San José, Costa Rica. Desde los 6 años empecé a congregarme en una iglesia cristiana y conforme iba creciendo tuve la oportunidad de aprender la palabra de Dios. Me bautizaron a los 9 años y los doce años ya salía a las calles con misioneros a llevar el evangelio. Desde niña supe que tenía un llamado especial, a los 8 años de edad decía que quería ser la esposa de un pastor. A lo largo de mi vida, he servido en todos los ministerios de una iglesia y he recibido diferentes cursos teológicos. A pesar de haber crecido en una iglesia cristiana, mi vida de pequeña no fue nada fácil, viví en un hogar lleno de agresión, rechazo, violencia, abuso y abandono. Tenía que huir, me casé, y a los 21 años, y aunque nunca dejé de servir en una iglesia, viví años de tormento y dolor pues para salir de un caos me metí en otro peor; era lo conocido para mí. Pero lo misericordioso es que en año 2008, tuve la oportunidad de asistir a un campamento cristiano y después de casi una vida de iglesia, me vi confrontada con mis pecados, mis heridas, mis traumas, mis temores, mis luchas, mis complejos, mi orgullo y mis situaciones del pasado. Ahí pude experimentar el amor y la misericordia de Jesús resucitado. Anteriormente yo no me creía digna de ser Hija de Dios y de tener un Dios como Padre. Dios salvó mi vida y luego de esta experiencia se desató una unción y una pasión aún más fuerte por las almas perdidas. Los hijos de Dios sabemos que estamos viviendo los tiempos finales. Hace 8 años que comparto la palabra, he recibido algunos cursos, pero necesito afirmar más los conocimientos. Ahora tengo en casa un grupo de 12 personas que nunca han leído la Palabra de Dios y sé que seguirá creciendo en número y conocimiento. Tengo que trabajar, pero encontré el ILC en la web y sé que es la oportunidad que Dios trae a mi vida para adiestrar mis manos para la batalla. Un abrazo en Cristo Jesús para todos. No dejaba el llanto después de mi divorcio y el Señor me regaló Jeremías 29:11, desde ese momento es mi versículo favorito e indiscutiblemente el pasaje que me sostuvo durante el caos fue el Salmo 23.