Hubo un tiempo prolongado en mi vida cuando me sometí a las tentaciones disponibles aquí en los Estados Unidos. Esto creó un carcoma de depresión para mí y comencé a combatir fuerzas espirituales opresivas. Aunque haya servido a Dios intermitentemente durante mi vida entera, fue a través de una serie de pruebas y luchas en mi vida, pruebas reiterativas, que el Señor atrajo mi corazón para conocerle totalmente y a través de una relación.

El salmo 37:4 dice, “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón”. Los desafíos en los que Él me ha fortalecido para vencer en mi vida son una parte del hambre que impulsa mi deseo al ministerio. Dios ha sido fiel y misericordioso conmigo; me ha traído de la oscuridad y me ha hecho luz. Me han dicho que aquellos a quienes les han hecho el daño más profundo, tienen mayor capacidad de sanar. Mi oración es que a través de las debilidades y luchas que he superado a través de Cristo, Él utilice la sanidad de mi historia para bendecir, transformar y salvar las vidas de otros.

Mi corazón se duele por las mujeres que se sienten destrozadas, quienes han sido insultadas, que luchan con su visión de valor para sí mismas, o que están estancadas en ciclos destructivos como la dependencia. Yo sé lo que se siente ser una mujer destrozada. Incluso he experimentado personalmente que el poder de Dios rompe cadenas y trae la transformación completa. Es debido a estas experiencias que me siento llamada a testificar en aquellas áreas específicas del ministerio. Soy uno de muchos ejemplos vivos de que Dios puede hacer algo con un corazón dispuesto.

Haciendo un Equipo Pastoral

Mi marido y yo soñamos con aprender y crecer para un día actuar como un Equipo Pastoral en el ministerio. Ambos hemos sido cristianos durante años, pero es en esta época de avivamiento que Dios ha despertado nuestros corazones al ministerio. Él nos brindó la oportunidad de ILC, donde podríamos adquirir un fundamento sólido en el entendimiento de nuestra fe y el motivo por el que creemos en ello. Antes de tener acceso a la formación de calidad en el ministerio confiábamos en el punto de vista, opiniones y entendimiento de nuestros familiares y mayores. Hay mucha gente en América que cree que Dios es real, pero también hay muchas personas que están muertas espiritualmente.

Estados Unidos está lleno de oportunidades y bendiciones que se han vuelto comunes y lamentablemente son el único enfoque del objetivo de la vida. Esto origina una perspectiva cínica hacia aquellos en el ministerio porque tienen prioridades diferentes. Aunque exista la libertad religiosa aquí, hay una necesidad abundante de Dios. Muchas personas no están abiertas a considerar un andar más íntimo con Dios porque se han acomodado a donde ya están. Mi propia mente inexperta al no estar informada, ha sido vulnerable para ser dirigida y manipulada por ideas que no reflejan la fe en la que creo.

Mis estudios en el ILC se han convertido en una fuente de empoderamiento para mí. Puedo participar en conversaciones teológicas y filosóficas ahora sin ser disuadida por no estar informada. Como equipo pastoral en el ministerio, podemos ver claramente la verdad e identificar lo que no es del espíritu. Entendemos el estado de diferencia y el andar real con Dios como un evangelista, para luchar por el Señor en la guerra espiritual a la que nos enfrentamos.

Estoy agradecida de tener una iglesia hogar que también entiende esta diferencia. Tanto mi marido como yo hemos sido bendecidos por aprender y crecer en las clases de liderazgo que hemos tomado en nuestra iglesia aunque el material no sea tan avanzado como lo es una formación específica para el ministerio. Mientras seguimos madurando espiritualmente sabemos que nuestra fe, entendimiento y sueños para ministerio serán alentados y apoyados ahí.

De todas las bendiciones que Dios me ha dado y con las que me ha rodeado para ayudar a nutrir y preparar mi corazón para el ministerio, ninguna es mayor que mi marido. Su amor y fe en mí realmente reflejan el amor de Jesús para mí. Mientras ambos pensamos con mucha ilusión en el crecimiento continuo de nuestro caminar con el Señor, encuentro tal paz en saber que Dios estableció a un líder espiritual tan fuerte para ser mi compañero y mi respaldo en esta vida. Mi recuerdo más valioso en nuestro matrimonio probablemente será siempre que el primer paso de mi marido en la búsqueda de su ministerio fue bautizarme. Sabemos que al someternos al Señor y obedecerle, Él equipará y dirigirá nuestro ministerio juntos como un equipo pastoral en el ministerio. Conforme caminemos activamente para estar preparados en el crecimiento de nuestro papel de pastores juntos, oramos por sabiduría, discernimiento y protección espiritualmente para realizar la voluntad del Señor en nuestras vidas.