Llamado al Ministerio

Desde pequeña mi madre nos llevaba a la iglesia, a mis hermanas y a mi, pasado algunos años dejamos de asistir, y fue en el 2001 que renové mi pacto con Jesucristo, desde entonces persevero. Me congrego en la Iglesia “Ministerio Pentecostés Jehová Dios de Israel para las Naciones”. Mi primera labor dentro del Ministerio fue sido como secretaria, luego me encargue de la Escuela Dominical de Niños, de allí me asignaron a Discipular y consolidar nuevos creyentes y actualmente soy Diaconisa. Esto me ha ayudado mucho en mi crecimiento espiritual y aprendizaje de la palabra, tuve la oportunidad de cursar estudios teológicos vía on line, ya que clases asistidas no podía, debido a mis compromisos y deberes con mi familia, el cuido de mi hogar, mis hijos y mi esposo. Los primeros años fueron agobiantes, de muchas luchas y aflicciones, pues mi esposo aun no era convertido a las filas del Evangelio. Fue duro la convivencia el tener un esposo no creyente. Algunas cosas no podía hacer con libertad, muchas veces oraba escondida, esperaba muy tarde a que se durmiera y poder hacerlo, aprovechaba el tiempo y cuando se encontraba en el trabajo, yo estudiaba y oraba, hacia mis ayunos y matutinos. Ya que él se oponía y siempre resistía todo lo que tuviera que ver con la iglesia.

Ya hoy en día, hace un año, mi esposo recibió a Jesucristo como su Salvador, recibió el llamado, sus ojos fueron abiertos y sus escamas cayeron. Ahora el alaba y glorifica conmigo el nombre de Jesús. Fueron 18 largos años de espera para que la promesa se cumpliera. He tenido mucho trabajo con el, me ha tocado enseñarle, guiarlo, estudiar juntos la palabra, y ha sido maravilloso tener su comprensión, ahora somos dos, ya no llevo yo sola la carga de la oración por nuestros hogar, por nuestros hijos. Puedo conversar de manera amena y confiada con él, las sombras huyeron pues el día apunto para mí y para él. ¡Gloria a Dios por eso! Como consejo y testimonio, una de las cosas que me ayudo a lo largo de esta prueba, fue y ha sido, la sujeción y respeto, las directrices que ordena palabra para el matrimonio, fueron muchos momentos amargos, de dolor, de tristezas, pero Dios oyó mi clamor. He visto la necesidad de la comunidad que me rodea, la carencia de conocimiento de las escrituras, desconocer la misma los sumergen en legalismo y muchas veces sectaritas se manifiestan. Siento el llamado de Dios a prepararme, aprender y así enseñar a otros.

Buscando en internet halle la página es.christianleadersinstitute.org, llama mi atención por la finalidad del Instituto de capacitar y entrenar a aquellos que sienten llamado al ministerio y hacerles ver realmente su vocación. Significa una gran oportunidad para mi, mi desarrollo y crecimiento espiritual, para el aprendizaje y así poder enseñar a otros. Estudiar y prepararme es uno de mis intereses si ILC me da la oportunidad, como ser un buen líder, poder saber cómo conducirme en la iglesia del Señor y cuidar a los que mi cuidado están, mi familia.

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