Mi llamado empezó hace poco más de un año, me bautisé en 1998,pero a través de mi caminar con Dios ,descubrí dones que el Señor me dió, y además mi pastor me dice para mi ya eres un pastor, por eso busqué un curso bíblico ,porque aquí en Francia es muy difícil y además que mi trabajo no es mucho lo que gano. Y fue así que buscando encontré lLC, entonces me interesó su propuesta de enseñar, yo sé qué haciendo el curso podré saber como empezar el ministerio al que Dios me llamó. Me gustaría seguir todos los cursos para poder conocer más y enseñar el propósito de Dios en nuestras vidas, a qué fuimos llamados por ejemplo, las hermosas historias bíblicas, para aplicarlas en nuestras vidas. Mi vida está llena de milagros, por ejemplo, cuando conocí a Cristo, pero no en mi corazón solo de oídos, no sabía la importancia que significaba en nuestras vidas. Para empezar yo era parte de unas de las familias más ricas del barrio, en mi país Uruguay. Siempre organizaba fiestas y música fuerte, pero una noche una campaña evangelista tenía la música más fuerte que yo,entonces le dije a mis amigos, vamos a romper sus equipos y así no nos molestan más, nos pusimos las capuchas nos escondimos y esperamos que el público se fuera,cuando llegó el momento miré para los dos lados y no había nadie, todos mis amigos me habían dejado solo, entonces yo mismo fui, pero más tarde a romper todo. A las 4 horas de la mañana fui con mis malas intenciones y en ese momento éra hora de vigilia en la iglesia, yo no sabía qué hacer, entonces me llamaron, y fué ahí que hasta las 2 de la tarde no paré de hacer preguntas de Jesús, la cruz, la resurrección y la vida eterna, entonces quería saber más de él y no veía la hora de tener otra reunión con el pastor. Fué así que bebí de esa agua y sigo bebiendo el agua qué nuestro salvador le dijo a la samaritana que bebiera . El versículo que me inspira es este. Por eso, hermanos, ya que Dios los ha llamado y escogido, procuren que esto arraigue en ustedes, pues haciéndolo así nunca caerán. 11 De ese modo se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 2 Pedro 1:10-11