Obreros Preparados
La Iglesia sigue creciendo y necesitando obreros preparados para toda buena obra. Por eso nos da gusto ofrecer preparación gratuita para ligar miles de obreros preparados llamados y escogidos en la obra del Señor. No dejes leer este testimonio que comparte nuestra hermana y que no dice por qué se une a la lista de obreros preparados en el Reino de Dios.
Es muy difícil para mi redactar un testimonio de conversión porque no tengo un recuerdo de él, ni una experiencia única que pueda llamarse conversión, para mi Jesús ha estado siempre en mi vida y en mi corazón desde que tengo uso de razón y ha estado transformando mi corazón y carácter desde que soy niña. Cuando tenia 2 años de edad mis padres realizaron estudios de postgrado en EEUU en la Ciudad de Oklahoma, allí asistían a una iglesia cristiana, supongo que en el transcurso de esos 3 años acepté a Jesús en mi corazón… Al volver a Venezuela, cuando yo tenia ya 6 años sé que por un tiempo asistí con mi mamá a una congregación cristiana, donde fue bautizada, sólo puedo recordar que me impresionó y causó mucho miedo verla sumergirse en el agua, creo que estaba todavía bien pequeña. Por razones que desconozco dejamos de asistir a la iglesia cristiana evangélica y comenzamos asistir a la iglesia católica, donde hice la Primera Comunión, recuerdo que amaba mi clases de catequesis y aprender tantas cosas acerca de Jesucristo. Durante la época que estudié primaria la iglesia católica enviaba hermanas a los colegios a dar clases de catequesis todas las semanas, y yo soñaba ser una de ellas. En la adolescencia hice la Confirmación de mi fe católica y cuando tenía 16 años de edad comencé a estudiar en un colegio de monjas, que tenía como un pre convento, al cual soñaba asistir apenas culminara los 2 años que me faltaban de bachillerato, ese era mi compromiso con la coordinadora. Asistía todos los domingos a misa y recuerdo que siempre le decía en mi corazón al Señor que quería más, que me encantaría tener un grupo de amigos y amigas que nos viéramos otros días además del domingo para cantar y estudiar la biblia, como lo hacíamos en las convivencias, pero con más frecuencia. En esa época mis padres se divorciaron y mi hermana quedó embarazada apenas en su primer año de la universidad, por lo tanto la familia estaba en crisis y supongo fue la razón por la que mi mamá y mi hermana comenzaron a asistir a un grupo casero de estudio bíblico cerca de nuestra casa. Comencé a asistir a ese grupo después de meses porque un fin de semana me dio un dolor de oídos muy fuerte, así que acompañé a mi mamá, yo, por no querer separarme de ella, ella, para que oraran por mí. Durante esa reunión no pasó nada especial, pero fui muuuuuy feliz de cantarle al Señor, aprender más de Él y compartir con otros cristianos; aunque todas eran mujeres adultas cada tema tratado era una fascinación para mi, y se convirtió en el lugar de hacer todas las preguntas que cualquier joven de 16 años puede tener acerca de la vida, el propósito, la identidad… Así que desde ese día nunca más falte a la reunión. Eran tan interesantes que por 1 año no vi la necesidad de asistir a los servicios dominicales de la iglesia, ya que el pastor y miembros del ministerio de alabanza con regularidad nos visitaban en nuestro grupo. En un mes de octubre se hizo una actividad especial evangelística que sí motivó mi visita a la iglesia, y ocurrió lo mismo que con el grupo celular, desde ese entonces no falté nunca más… Después de las metodologías regulares de las iglesias, me bauticé, comencé a servir en el ministerio infantil, juvenil y de danza. Han sido más de 20 años maravillosos al servicio del Señor con experiencias y testimonios que alcanzarían para un libro por las experiencias mias y de otros obreros preparados. Uno de los testimonios y aprendizaje más impactante en mi camino con Dios ocurrió a los 19años, en esa fecha un joven de la iglesia y yo, que estábamos comprometidos a casarnos y después de 3 años terminamos, así que por un par de semanas estuve bastante triste y deprimida, no tenía ánimos de salir con mis amigas, y tampoco quería asistir a muchas actividades de la iglesia donde él estuviera, así que solía quedarme en casa y ponerme a leer la biblia… lo curioso era que varias veces, en distintos libros, diversos días, se me repetía la palabra “esfuérzate, sé valiente, no temas, no desmayes, Yo estoy, contigo, Yo soy tu Dios, Padre de huérfanos, esposo de viudas” y una que me impactaba mucho era “tome aliento tu corazón” se repetía tantas veces que hasta llegué a decir: “Ay Señor que bello eres! Yo sé que me estás consolando, pero tampoco estoy taaaaan mal como para que mi corazón tome aliento, decirme que tome aliento tendría que estar como sin poder respirar, y aunque mi corazón está triste, tampoco está como para que tome aliento”. Aconteció que unas semanas después mi papá cayó hospitalizado, entre las muchas cosas que le pasaban a su cuerpo, una era que se estaba desangrando y necesitaba muchas transfusiones de sangre, lamentablemente su tipo de sangre era Orh-, el tipo de sangre que puede donar a todo el mundo pero que sólo puede recibir Orh-, el banco de sangre de la clínica, se quedó sin su tipo de sangre… de toda la familia y conocidos la única que tenía su mismo tipo de sangre era yo, pero lamentablemente nunca he podido ser donante, y no poder donar mi sangre para salvar la vida mi papá me partió el corazón, finalmente terminaron poniéndole sangre de otros tipos, y por mucho que oramos, rogamos, suplicamos mi padre falleció… por supuesto durante esos días constantemente vinieron a mi mente las palabras leídas semanas antes “esfuérzate, se valiente, no desmayes, estoy contigo, tome aliento tu corazón… vaya que ahora SI que mi corazón necesitaba tomar aliento. Fue una experiencia muy dura, difícil, dolorosa… Una semana después unos misioneros de la Iglesia Vineyard de EEUU vinieron a predicar a mi congregación, y aunque el predicador, el pastor Bob Fulton, era uno de los compañeros del fundador del movimiento Vineyard, el pastor Jhon Wimber, de entre los obreros preparados la verdad no quise escuchar la predicación ni participar de la ministración, porque ya había llorado mucho en las últimas semanas, y no quería volver a llorar ese día… No tenía ni idea de lo que el Señor tenía preparado. Justo cuando comenzó el tiempo de oración y ministración comenzó a llover y no tuve otra opción que entrar al Templo, sin embargo no me senté en las primeras filas que era mi puesto habitual, junto a mi hermana, sino que me quedé al fondo del salón porque no había escuchado la predica y no quería pasar al frente a pedir oración. Mientras estaban orando por muchas personas, de pronto el pastor comenzó a decir que desde antes de venir a este viaje habían estado orando mucho, que habían personas en ese lugar que habían sufrido un dolor muy fuerte en las últimas semanas, y que el Señor quería hacerles saber que ellos habían estado orando por esas personas desde hace unas semanas atrás. ¡justo el tiempo en que vivimos toda la hospitalización y muerte de mi papá! Por supuesto, enseguida mi corazón comenzó a latir a mil por segundos y mi cuerpo a temblar, pero me negaba a pasar al frente, porque no quería estallar en llanto una vez más y porque también podía ser cualquier otra de las muchas personas allí. Sin embargo, el pastor dijo “también tengo una palabra profética para algunas personas en este lugar”, y comenzó a mirar a los lados, llamó a mi hermana que estaba en la primera fila, por supuesto llorando desde el principio de la ministración y siguió observando en el salón, y aunque yo estaba al final, de última entre muchas personas, me miró y dijo: esa jovencita allá al fondo, la de blusa amarilla… Por supuesto que me quebranté mientras caminaba y las lagrimas comenzaron a correr por mi rostro. En resumen la palabra profética que tenía para mi hablaba acerca de mi llamado y ministerio hacia la niñez, dijo que me veía rodeada de niños, jugando con niños de piel oscura, cantando canciones que yo misma iba a componer, y que el Señor me llevaría a muchos lugares y haría grandes cosas para Él. Mi hermana y yo lloramos mucho esa noche, y aunque el pastor nos puso una al lado de la otra, no sabía que éramos hermanas y mucho menos que habíamos perdido a nuestro padre días atrás, quedó sorprendido al escuchar nuestra historia con mi papá, y al saber que era por nosotras por quienes había estado orando. ¡Nuestro Dios es maravilloso! Tanto la palabra profética que dio a mi hermana, como la mía se han visto cumplidas. En otras 2 ocasiones, en el año 2000, y en el año 2014, a través de otros profetas y obreros preparados, el Señor ha repetido dicha palabra en relación a mi llamado hacia las naciones y las nuevas generaciones… Después de la muerte de mi papá, literalmente Dios se convirtió en mi Padre, en todos los aspectos, con mucha paciencia y amor dirige mi vida al cumplimiento de Su llamado y propósito para mí, así que mi vida está llena de experiencias y testimonios de lo que mi Padre Celestial ha hecho y hace por mí día a día. Desde el año 2012 el Señor me dio el privilegió de servirle a través del ministerio OneHope Int. Iniciando como Directora Nacional en Venezuela, he tenido la oportunidad de recorrer mi país capacitando a lideres de niños y jóvenes a través de los recursos que ese ministerio ofrece. Desde el año 2016 y actualmente sirvo como Directora para la Región Caribe y encargada de las Plataformas y Herramientas para América Latina. Sigo a cargo de Venezuela desde el punto de vista jurídico y mi esposo es el actual Director Nacional para Venezuela. Gracias a este servicio he tenido la gran bendición de ir a realizar capacitaciones a casi todos los países de América Latina y recientemente Nueva York. Definitivamente esas palabras proféticas se han cumplido. La profeta del 2014 me dijo: “primero Venezuela, luego América Latina, luego África y luego Asia” esa hermana no conocía mi relación con el Ministerio OneHope. Cuando me casé dejé de congregarme en la iglesia La Viña, actualmente asistimos y servimos desde hace 10años al Grupo Cristiano Apostólico en la ciudad de Caracas, donde resido. Continúo sirviendo como maestra de escuela dominical en mi iglesia local y un grupo de obreros preparados. Estoy más que agradecida al Señor porque siempre cuida de mí, responde a mis preguntas y hasta concede peticiones de mi corazón. Para mi no hay duda alguna de que soy una Hija de Dios, ¡Él es mi papá! Supe de ILC porque hice una búsqueda en Google sobre estudios teológicos gratuitos. Siempre he querido estudiar teología formalmente, pero nunca he podido hacerlo. Ahora como Conferencista, siento que a mi currículo le faltan los estudios teológicos, muchos hermanos me llaman pastora, y la verdad no tengo el título de pastora, así que quisiera obtener algún título/ certificación del área cristiana y si es teológica muchísimo mejor para los obreros preparados. ¡Me gusta mucho aprender, estar en crecimiento constante y si es relacionado a conocer más de mi Dios mucho mejor!