La Ayuda Más Valiosa
Toda ayuda que le damos al prójimo es útil, pero la ayuda más valiosa es la que señala a Jesucristo, eso enseñamos en el ILC en cada curso que preparamos para cada estudiante. Invitamos a todos los estudiantes a leer este testimonio que nos recuerda la razón por la cual nos preparamos. No es por un título, sino para bendecir a nuestro prójimo ayudándolo a conocer a Cristo.
Mi nombre es Martín Q., nací en la República Dominicana. Proveniente de una familia Católica por tradición. Dedicado en términos profesionales a la educación física y el deporte. Mi convicción surgió a través de la Iglesia Bautista Libre en Cuba en el año 1997, en el 2017 empece a asistir a la iglesia Ekklesia en Virginia, EEUU. Siempre he tenido la vocación de servicio social, me gusta ayudar a los demás. Entiendo que nuestro papel sobre el mundo terrenal, no es buscar nuestra propia felicidad. Por eso quiero usar los conocimientos aportados por este entrenamiento ministerial…ayudar a mis hermanos a conocer el camino de la verdad.
Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?
15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,
16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.
19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.
20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?
21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?
23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.
24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.
25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?
26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.