Muchos Ministros Preparados
ILC reconoce que la Iglesia está constituida por muchos ministros preparados que se disponen a trabajar y servir para edificar al Cuerpo de Cristo. Por eso, ILC abre las puestas de sus aulas virtuales para ofrecer clases gratuitas de Biblia, Ministerio y Teología. De esa manera apoyamos a cada iglesia y servimos a los pastores que no pueden llegar a evangelizar y a disimular a todos. Este es el testimonio de nuestra hermana que nos escribe desde Colombia.
Buenas tardes.
Mi nombre es Jennifer Montes. Soy de Cali, Colombia. Pertenezco a una iglesia cristiana llamada iglesia de el Nazareno.
Hace muchos años acepté el Evangelio de Jesucristo para salvación de mis pecados y del castigo de muerte. Pero hasta ahora he sentido el deseo de servir en la Iglesia. Pero sé que para cumplir este deseo necesito prepararme. Pero – otro pero, no tengo suficientes medios financieros para hacerlo. Pero – otro más, es que Dios no tiene pero’s ni imposibles. Por eso doy gracias a Dios de que me proveyó este ministerio de ILC.
En ILC he aprendido que los pastores tienen un llamado, pero el resto de la congregación podemos tener otro llamado. Como yo que soy estilista y cometóloga. Se me ocurrió ir a un ministerio de niños a ofrecer mis servicios. Pero yo no sólo quiero cortar el cabello, quiero hacer eso y más mientras estoy ahí. Pues puedo enseñar, aconsejar y servir en lo que se necesite.
Sé que necesito aprender a usar mis dones y talentos, a amar y a comunicar mi amor a los demás. Necesito aprender muchas cosas. Pero tengo ánimo y deseo seguir esforzándome para hacerlo de manera que dignifique a Dios y a todos aquellos que a mí también me han servido para salir adelante.
Yo amo a Jesucristo, sé que él es mi Señor y Salvador. En su nombre haré este esfuerzo y no tendré miedo de avanzar y comprometerme más cada día. Quiero ser obediente, quiero servir a mi prójimo y quiero compartir mi felicidad de que Cristo vive en mi corazón.
Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. 1 Corintios 3:6-9