Bendiciones la paz del Señor este con ustedes. Soy Juan Vásquez; un joven que por misericordia, gracia de Dios se encuentra vivo, mis primeros años fueron en un ambiente mundano, inculcado en valores conservadores, no era hostil la convivencia entre mis padres era buena para ser incrédulos; mi papá tomaba y era grosero recuerdo tanto negarme a seguir su ejemplo, todo cambio cuando mi tío conoció del Señor y me empezó llevar de 7 años a la iglesia, luego fueron mis padres; ahora estaba siendo inculcado con valores Cristianos, iba a la iglesia cada domingo a la escuela dominical, destacaba en las clases por mi “inteligencia”, podía hacer devocionales que impresionaban a los maestros; no sabían que todos los hacía el sábado y ni un minuto oraba, pasaron años creciendo en un entorno Cristiano, por ello creía que yo lo era, pero mi vida no demostraba eso, con 12 años empecé viendo pornografía, acompañado de masturbación, nadie lo sabía; sin embargo parecía “buen niño”, seguí creciendo; entre en mi juventud, donde caí en fornicación, la gota que derramo el vaso; tenía ya 16 años; iba a la iglesia mas no había una verdadera conversión, rezaba con vanas palabrerías unos dos minutos, creía ser “bueno”, tal vez no mate a nadie pero si que era malo, pues mi pecado mas grande era el orgullo, el primer pecado de toda la historia, mi soberbia me llevo a buscar mi placer como yo quería fuera de Dios. En mayo de 2022 todo cambio, después de ser disciplinado por el pastor empecé a meditar en las Escrituras, cada día sin darme cuenta desperté una gran hambre por la Palabra de Dios, no se cuando fui salvo, sé que al leer la Biblia mis ojos fueron abiertos, grave era el problema en el que estaba, un pecador frente a un Dios justo, merecía ser consumido por fuego por pecar contra un Dios tan Santo; desesperado encontré en Cristo esperanza, Él cargo mis pecados en el madero, recibió el castigo justo que yo merecía, el inocente muere por el culpable, de ser un miserable pecador pase a ser un siervo del Señor, el cual desea capacitarse en ILC para seguir sirviendo con excelencia aquel Dios que me salvo. Ahora vivo acordándome de mi Creador disfrutando mi juventud (Eclesiastés 12:1) estudiando su Palabra, ¿Qué mejor que entregar mi juventud al servicio del Dios que me creó?