ante Dios me rindo
ante Dios me rindo

Ante Dios me rindo

Contaré en este espacio mi testimonio y mi convicción de que sólo ante Dios me rindo. Entregué mi vida a Cristo a los dos años de edad, con pleno conocimiento de mi necesidad de salvación y cambio de vida. No puedo explicar con palabras la obra del Espíritu Santo en esa noche del 31 de octubre, pero tengo certeza que mi madre fue llena de sabiduría para poder guiarme en el proceso. En ese momento tuvo no sólo la seguridad que Jesús viviría en mi corazón para siempre, también tuve un encuentro personal con Él. La fidelidad de Dios me ha acompañado y puedo descansar en una niñez, adolescencia y juventud repleta de manifestaciones de misericordia, milagros y fidelidad. Soy un pueblo del interior de la provincia de Córdoba, en Argentina. Con mi familia nos congregamos y servimos hace más de 30 años en Hechos 2:42, conservando la doctrina de los apóstoles, el partimiento del pan, pasión por la palabra, la oración, la comunión y creemos en la manifestación actual del poder del Espíritu Santo.

Comencé a servir en la alabanza a los 10 años de edad acompañando el equipo de alabanza vocalmente, realizando coros y arreglos corales, tocando instrumentos, dirigiendo la alabanza en los cultos semanales y dominicales y componiendo alabanzas. Nunca cesé en el ministerio de la alabanza, estos últimos años creyendo y confiando en el poder y la fidelidad de Dios estoy haciendo foco en la niñez, trabajando como directora de la enseñanza bíblica para niños, sabiendo el impacto que tuvo mi encuentro con Cristo, quiero que los niños tengan revelación de la necesidad de Jesucristo (como salvador, amado, amigo).

Mi razón para estudiar en este instituto es para conocer otros hermanos y ver cómo están formando líderes en otros lugares, ya que no es una tarea sencilla y enriquece observar y vivenciar las habilidades que el Señor a dado a otros ministros. Mi deseo es seguir conociendo diferentes maneras de enseñar la palabra y realizar lazos. Estudiar la palabra es mi espejo diario, el agua necesaria, la espada, la herramienta para conocer más a Jesús, ser más parecida a Él y comprender cuál es la voluntad del Padre para cada día, época, año.

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. Proverbios 4:23