Antes Jesús era mi Enemigo
Antes Jesús era mi EnemigoAntes Jesús era mi Enemigo

 

 

Es difícil aceptarlo, pero todos podríamos decir que antes Jesús era mi enemigo. Pero ahora que hemos sido reconciliados, somos llamados a confiar en él y a servirle. Eso es lo que hace nuestra hermana que nos escribe desde Argentina, ella está agradecida porque ILC ha sido otra provisión de Dios con la que confiesa que Jesús ahora es su Dios y su Señor. 

Yo me convertí hace 28 años, cuando me presentaron a Jesús como Salvador. En ese tiempo él era mi enemigo, pues yo practicaba el ocultismo. Conmigo era la cuarta generación de servidles del ocultismo. Pero de algún modo maravilloso, Él tocó mi corazón y me salvó de mi vida perdida, pecadora y muerta. Mi pastor fue un hombre importante en esa conversión, pues él oró por mí, me ayudó a confesar mi pecado, me enseñó cómo arrepentirme y me mostró cómo vivir una vida perdonada en Cristo.  

Por ese buen pastor que tuve yo después llegué a ser maestra de niños y jóvenes. Luego recibí mas entrenamiento para hablar a otros de Jesucristo y para exhortarlos a la vida en el Evangelio. Serví mucho para que mi localidad se llenara de personas que conocían a Cristo. 

Todo estaba bien, pero todavía faltaba que Dios me concediera una petición. Fue hasta hace 3 años cuando conocí a mi esposo. Nos casamos después de 6 meses de noviazgo, luego era difícil embarazarme pero Dios nos bendijo con un hijo. Luego quedé embarazada, pero hubo complicaciones. Dios volvió a ayudarnos y nació mi hija. Todo eso gracias a la ayuda misericordiosa de Dios.

Hoy, como familia estamos decididos a seguir sirviendo a Dios. Por eso los estudios ministeriales de ILC son una ayuda perfecta para nosotros. Pues trabajamos, cuidamos a la familia y servimos en la iglesia. Pero sabemos que necesitamos prepararnos más para ser más efectivos en el nuevo ministerio en el que Dios nos está guiando bajo la instrucción de nuestros pastores y líderes.

Muchas gracias por su apoyo ILC. Seguiremos adelante. Dios les bendiga.

Porque, si cuando éramos enemigos de Dios fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, mucho más ahora, que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos recibido la reconciliación. Romanos 5:10-11