¡Que el Señor los continúe bendiciendo de manera especial! En primer lugar, quiero agradecer a Dios, porque en su infinita misericordia envía ángeles como el ILC, para que nuestro pueblo no perezca por falta de conocimiento. Son una bendición para que las personas de escasos recursos (que no cuentan con lugares de estudio, transportación, tiempo, dinero, etc.) puedan capacitarse en los caminos del Señor y así poder guiar a otros de igual manera, para librar la buena batalla de la Fe y así poder llevar el evangelio de Cristo a todos los confines del mundo. Mi nombre es Carlos Torres. He tenido la gracia de haber nacido en un hogar humilde, de escasos recursos económicos, pero de una gran riqueza espiritual. Un hogar fundado sobre la roca, donde la base principal es el amor a Dios, a la familia, y al prójimo. Con el pasar del tiempo, las experiencias de vida y las influencias del mundo, me convirtieron en un ser escéptico y de un corazón muy duro. Incluso llegué a pensar que la religión era una forma de regir y controlar a la humanidad, y que las iglesias eran el medio o vínculo social por el cual se ejecutaban dichos controles. Pero como las misericordias de Dios son nuevas cada mañana (Lamentaciones 3:22-23), todos los días utiliza diferentes formas de mostrarme la grandeza de su plan, y que su voluntad es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2). En la manera en que lo he ido conociendo, ha ido cambiando mi corazón de piedra por uno de carne (Ezequiel 11:19 y 36:26), y me ha demostrado que mi familia tenía la razón, y que mi vida debe estar centrada en la obediencia y el amor por Él, y por mi prójimo. Actualmente me congrego en la iglesia “Celebrate Life Church” en Puerto Rico. Una iglesia pequeña en tamaño pero gigante en el amor a Dios y a todos nuestros hermanos. Una iglesia que celebra la vida. La vida eterna que nos fue dada por nuestro Señor Jesucristo al vencer la muerte mediante su sacrificio terrenal. Sus enseñanzas mediante el uso del poder de La Palabra de Dios, me han traído de vuelta a los brazos del Padre y ahora soy un hombre nuevo. ¡Quiero dar por gracia lo que por gracia he recibido! Me gustaría contribuir en la iglesia de la misma manera en que lo han hecho conmigo, pero quiero hacerlo responsablemente y de la manera correcta. Confío en que los cursos del ILC me darán la capacitación necesaria para complementar los conocimientos adquiridos en la congregación para el crecimiento espiritual, para fortalecerme como líder, y así poder ayudar a otros hermanos a conocer y atesorar la Palabra de Dios.