Hola, mi nombre es Sabino Peralta, nací en la República Dominicana pero actualmente vivo en Nueva York, EE. UU. hace unos 27 años. Conocí al Señor cuando tenía 20 años. Fui presidente de los jóvenes en mi iglesia. Muchos predicadores y profetas me profetizaban que tenia el llamado a la predicación… Después de unos años deje de asistir a la iglesia. Sin embargo, continuaba escuchando la palabra de Dios y asistiendo de vez en cuando a la iglesia, ya que mi madre y varios de mis hermanos eran cristianos. A los 33 años emigré a los Estados Unidos. Siempre seguí sintiendo mi necesidad de estar cerca de Dios. En mi afán por regresar a las cosas de Dios, me uní a un grupo carismático católico. No me sentía a gusto en la Iglesia Católica ya que nunca creí en los ídolos y santos de la iglesia tradicional. Hace unos 4 años regresé a la iglesia pentecostal con mi esposa. Ahí he empezado a tener una relación más estrecha con nuestro Señor y Salvador Jesucristo. En mi iglesia dirijo el ministerio de parejas hace un año, y también coordino una célula en mi vecindario. He sentido el llamado de Dios al ministerio de la predica y el pastorado. Tengo el don de la palabra y la enseñanza. Pero creo, como maestro que soy, que, para ejercer una posición o ministerio dentro del Cuerpo de Cristo, necesitamos prepararnos. Recuerdo lo que el Señor dijo en Oseas 4:6 “Mi pueblo perece por falta de conocimiento…” Decidí buscar la forma de estudiar formalmente. No quería pagar una universidad para no sentirme obligado a asistir. En mi búsqueda, encontré el Instituto de Líderes Cristianos. Al ser una plataforma gratuita, parecía que no le pondría atención, sin embargo, estoy entusiasmado cada día más. Siento que esta plataforma de estudio ha confirmado mi llamado, porque cada día lo que quiero es sumergirme en el estudio de la palabra de Dios y conocer más del ministerio al través de las lecciones del ILC. Cada lección escuchada y leída me enriquece más en el conocimiento de lo que Dios quiere enseñarme para poder guiar y enseñar a su pueblo. Mi versículo preferido, por el cual siento que Dios me habla es Salmos 32:8 “Te haré entender, y te enseñare el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.”