Dios me llamaba cada día

¡Dios me llamaba cada día! A lo largo de mi camino en el Señor, mi vida ha sido tocada fuertemente en la enseñanza sistemática y profunda de la Biblia. Crecí en una iglesia pequeña en el campo, donde la capacitación cristiana era poca, mas bien había una motivación mayor por la oración y el servicio. Al venir conociendo grupos e instituciones como el Instituto de Líderes Cristianos, Dios transformó mi vida.

Mi conversión inició cuando era adolescente, y como me gustaba estudiar y leer mucho, tuve una gran curiosidad por llenarme del adoctrinamiento bíblico. En mi juventud viajé a la capital de mi país, Lima, y por un tiempo estuve alejado de la iglesia. Pero nuestro buen Dios me llamaba cada día con una sensación indescriptible de extrañarlo; extrañaba Su Palabra y extrañaba aprender más de Él.

«Y Dios proveerá con generosidad todo lo que necesiten. Entonces siempre tendrán todo lo necesario y habrá bastante de sobra para compartir con otros» (2 Corintios 9:8).

Ahora mismo, ya centrado en una iglesia que se ha convertido en mi familia, Misión Cristiana Vive, estudio y aprendo todo lo que he anhelado; y más gracias al increíble sistema de formación del Instituto de Líderes Cristianos, en el cual he empezado a profundizar. Pues hay que aprovechar la bendición que viene de Dios, y más cuando Él ha reconocido la necesidad de enviar mayores recursos para conocerlo más.

Por eso el ILC se convirtió en una motivación más, pues apareció en mi vida como una respuesta a la limitada oportunidad de formación que tenemos quienes queremos continuar de manera bi-vocacional. A mis 25 años, solo puedo dar ¡Gloria a Dios! por todo lo bueno que es y porque no mereciendo nosotros nada, Él nos ha dado todo. Insto a los jóvenes a profundizar en el estudio bíblico, pues es la mejor manera de conocer al Padre, y a los mayores animo a persistir en la enseñanza, pues debemos continuar cumpliendo nuestro llamado. Dios los bendiga muchísimo.