¡Dios puso Orden en mi Vida!

Sé qué sus bendiciones para mi vida son infinitas

¡Dios puso Orden en mi Vida! Antes de iniciar en los caminos de Dios, durante cerca de tres años, mi vida transcurría en las calles siendo parte de una pandilla. Viví entre discotecas, alcohol, tabaco, peleas callejeras y tiroteos. Puedo decir que las drogas y el sexo no fueron parte de esta vida desenfrenada, ya que aún mantenía algo de conciencia y educación que recibí de mi madre.

Logré graduarme del colegio, gracias al apoyo de mi mamá (vengo de padres divorciados). También logré salir de las pandillas, gracias a la ayuda de mi prima. Pero aún era muy rebelde y discutía con mi madre a diario. Así que decidí salir de mi casa, para vivir sola. En ese camino de vivir de manera independiente, encontré trabajo como azafata de un bus de transporte de pasajeros. Trabajaba de domingo a domingo de 5 am. a 10 pm.

Fueron otros tres años que me alejé de mi casa, de mi hogar para probar suerte afuera. Sin embargo, era diferente, pues trabajaba, pagaba mi renta, mi comida y de vez en cuando me daba «mis gustitos». No puedo negar que conocí a buenas personas en este trayecto de mi vida, en especial mi jefa, quien me quería como a otra hija. Y sí, «el amor» también llegó a mi vida, pero ese amor era por un hombre casado. Aún sabiendo eso, tuve una relación con él durante 8 años.

En este tiempo, también sufrí por la muerte de mi primo en un accidente de tránsito. No sabía que me dolía más; saber que era la amante de un hombre casado o la muerte de mi primo que era como mi hermano. Recuerdo que ahí en el bus lloré amargamente y, a mi manera, invoqué a Dios para que me sacara de ese mundo de ser «la amante» y el Señor lo hizo. Me sacó de allí y regresé a mi casa junto a mi madre y mi hermana.

Creo que mi hermana también atravesó alguna decepción amorosa. En un momento de arrebato, decidió que el suicidio era la mejor salida. Fue trasladada al hospital, un hospital cristiano y, ahí, un pastor, nos invitó a la que hoy en día es la iglesia a donde asisto, inicié mis primeros pasos y me bautice.

«No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia» (Isaías 41:10).

La mayoría de mi familia profesa la religión católica, sus costumbres del catolicismo son tan arraigadas que no pueden ver al verdadero Jesús, el que  perdona, sana y salva. Tengo 6 primos, todos hermanos, pero que quedaron huérfanos de madre. Mi tío, el padre de ellos, prefirió rehacer su vida con otra mujer y a medias respondió por sus hijos. Hoy, todos mis primos, son mayores de edad e incluso tienen ya sus propios hijos.

Lo que me motiva de manera ardiente a proclamar el Evangelio de Jesús, es ver tantas personas que aún viven esclavas del pecado; viven derrotados y casi siempre amargados, buscando en el alcohol, sexo, adicciones y demás cosas un poco de alegría para sus vidas. Lamentablemente esta alegría es pasajera, porque es en pequeñas cantidad e insuficiente para satisfacer sus necesidades. Sólo el gozo de Jesús es duradero y más que suficiente para vivir.

De mi hogar mi hermana es mi motivación, porque a pesar de pasar por un intento de suicidio, no pudo aceptar a Jesús en su corazón. Hoy en día es madre soltera, así que tengo una sobrina de 8 años. Con ella aprendí a ser madre sin serlo. Aún no tengo hijos, soy soltera y me gradué de la universidad; soy veterinaria.

Dios puso en orden mi vida desde el momento que empecé a servir en la iglesia. He visto y vivido las bendiciones que Dios me ha procurado durante todo este tiempo. Cerca de 11 años, que estoy en los caminos de mi Dios amado, y sé qué sus bendiciones para mi vida son infinitas. También sé que en los momentos de tribulación, Dios me sostendrá en su diestra; no me soltará y me proporcionará todo el amor que voy a necesitar y más.

Esta breve historia de mi vida es un poco de lo que puedo contar; de cómo Dios en su infinita misericordia, me levantó, me restauró, me limpió y me perdonó. Me hizo una nueva criatura. Mientras escribo este testimonio, también estoy escribiendo un devocional y un pequeño blog cristiano de mi autoría.

Conocí del Instituto de Líderes Cristianos en la red, porque buscaba cursos de la Biblia y pues como opción principal me apareció el ILC. Entre leí y me pareció sumamente interesante la metodología de enseñanza online. Así que me decidí por inscribirme ya que en ustedes encontré la forma ideal de seguir preparándome para ayudar a otros, no sólo a mi familia, sino a aquellas personas que necesitan conocer al verdadero Jesús.

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