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Por Viviana Leiva
Estudiante del Instituto de Líderes Cristianos, vive en Chile y junto a su esposo Cristian son miembros activos del ministerio Cristo tu Única Esperanza en Viña del Mar. Viviana es de profesión Diseñadora y en su trayectoria en el ministerio ha servido en el área de alabanza, audiovisual, diseño, liderazgo de adolescentes, trabajo misionero y evangelístico, enseñanza y exposición de La Palabra. Su pasión es inspirar a la gente a vivir con una nueva perspectiva a través de Dios.
«Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza» (Jeremías 17:14 RVR1960).
Meditaba en Jeremías sobre la sanidad y la salvación de Dios. Muchos atribuyen la sanidad solo a enfermedades físicas, pero Dios también sana otras áreas, como el corazón y la mente. Él también nos salva; no solo para una vida eterna, sino en el diario vivir. Tomando este versículo quiero hacer énfasis en que Dios es el único que puede salvarnos del afán, la ansiedad, las preocupaciones, la angustia, el aburrimiento, las malas decisiones y toda clase de pensamientos, emociones y acciones. ¡Sanidad y Salvación!
Si ya has experimentado algo que no te ha traído paz en tu interior, recuerda que Él también nos ofrece su sanidad. Y la oración es el medio por el cual podemos acceder a ambas; a la sanidad y a la salvación. La oración es la oportunidad y el camino para despojarnos de todo lo que está sucediendo en nuestra mente y en nuestro corazón.
Aún cuando creas que Dios no está en control, Él lo está. Cada día Él anhela que nos sujetemos en la oración a Su Voluntad (Romanos 12:2). Rendir nuestro ser a Él y alinearlo a sus planes es la forma de demostrar nuestra fe y confianza en que Él se ocupa de nosotros. Entregar a Dios nuestra vida por completo y todo lo que está dentro de nosotros, nos lleva a experimentar un verdadero descanso. Cristo, a través de su sacrificio de amor en la cruz, nos dio acceso a este bienestar. El descanso en Dios te liberta a sanidad y salvación.
La voluntad del Padre es mayor que nuestras emociones y pensamientos (Isaías 55:8-9); Él anhela una vida plena para nosotros aún en este mundo donde lidiamos con distintas situaciones. Él nos ha dado Su Espíritu (Juan 14:26) para ayudarnos a diario a avanzar, a alinearnos a lo que el Padre quiere para nosotros, a disfrutar lo que Cristo ganó en la cruz, a vivir libres en Dios.
Jeremías también nos recuerda algo más. La alabanza. Alaba aún cuando no veas nada, aun cuando no entiendas, aún cuando las oraciones no sean respondidas. La alabanza trae gozo, la alabanza es un acto de fe. Alaba, porque siempre hallarás sanidad y la salvación de parte de Dios. Cada etapa que vivimos con y en Dios tiene un propósito. Así que alabemos a Dios, descansemos en Él y disfrutemos su sanidad y salvación hoy.
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