Instituto de Líderes Cristianos
El Instituto de Líderes Cristianos ofrece cursos gratuitos de preparación ministerial. Los cursos son para todos los llamados y escogidos para el servicio a la Iglesia.
MI CARMINAR CON DIOS, mi testimonio personal para el Instituto de Líderes Cristianos.
En mis primeros años de mi vida, me vi envuelto en un conflicto sobre el tema de lo espiritual, por una parte, mi padre, nos mantuvo alejados de la Iglesia (católica, era la única conocida por la familia). Él decía que “la campana suena para quien la oiga y quiera ir a misa, nunca por obligación” Por otra parte, mi abuela materna, guadalupana de “hueso colorado” de rosario y asistir a todas las misas obligatorias y de costumbre. Mi abuelo paterno, mormón del grado más alto, mi papa, estuvo asistiendo a las reuniones hasta que hubo un problema y ya no asistió. En fin mis primeros años en el aspecto espiritual, se trataron sobre, bodas, bautizos, confirmaciones y misas de cuerpo presente, en resumen solo en eventos especiales se acordaba o acercaba a Dios. La única instrucción al respecto, fueron las clases de catecismo, necesarias para la primera comunión, a una edad en donde no entendí nada. Hubo un evento que en ese tiempo no le di importancia: al pasar frente a una iglesia protestante, y yo preguntar que hacían ahí, la respuesta de mi catequista fue, esa iglesia no sirve. Sin saberlo, me fue plantada una semilla que durante muchos años creció y me inquieto estas preguntas ¿Qué hacen ahí? ¿Por qué dicen que no sirve si yo veo mucha gente alegre salir de estas iglesias? Ahora me puedo dar cuenta de que Dios, siempre ha estado a mi lado, aunque yo no me daba cuenta y atribuía mis éxitos a la suerte, la pericia adquirida y la educación materna y escolar. Permítanme explicar esto un poco más: Fui educado en el seno familiar, principalmente por mi madre, en muy buenos principios y valores que fueron, siguen siendo y serán de gran utilidad en mi vida. Esto tiene que ser la mano de Dios, de alguna forma Él ilumino a mis padres, por consiguiente a mis hermanos, lo cual trajo el fruto de una buena educación. Esto fomento que me mantuviera lejos de los vicios, no fui borracho ni tome o fume ninguna droga, no puro me mantuve ya que en un tiempo fume cigarrillos y tomaba algo de alcohol, pero nada grave, no fui mujeriego tal vez por mi trauma de ser gordo, y digo gordo, era el gordo de la escuela y casi casi de mi ciudad aunque ganas y tentaciones, a cada rato. Más bien fui dedicado al deporte, ayudar a mis padres cuando fuera necesario, estudiante arriba del promedio y considerado por muchos como buen amigo. Cuando fui tentado y afloro en mi la rebeldía y la soberbia, me desvié del camino y empecé a andar por caminos tormentosos que causaron dolor a mi familia, Dios me mostro a una persona que ya había visto con anterioridad, pero que en mi locura no me di cuenta que ella era mi compañera para retomar el camino correcto. Me refiero a mi actual esposa, una mujer con buenos principios y valores, pero sobre todo con una gran fe, heredada de su madre y que seria y es mí, ayuda idónea, mi complemento y quien me llevo a buscar una reconciliación con Dios y mi familia. Por ella regrese a la iglesia católica, insisto no conocía otras alternativas. Aquí me sucedió algo sobre natural, al ir a hablar con el sacerdote que nos casaría, me mostró una estatuilla, me preguntó que veía en ella y yo vi a Adán y Eva, pero me quedo claro que Dios nos tiene una mujer idónea para cada uno de nosotros. Al tener más trato con mi suegra, me di cuenta de que le sucedían cosas maravillosas y que nunca le faltaba nada, una vez que la vi muy necesitada de dinero, me dijo, no se preocupe, los pájaros ni siembran, ni cultivan y nunca les falta nada. Maravillosamente en unas horas, recibió un giro postal con dinero que le enviaba uno de sus hijos en USA, del cual tenía algún tiempo sin saber de él. Por esto y muchas cosas más, mi pensamiento se inquietó aún más y me dije yo quiero tener esa paz, yo quiero tener esa fe, ¿Dónde puedo encontrar estas cosas? Cuando por motivos de trabajo, nos cambiamos a vivir a la ciudad de Monterrey, por parte de mi empresa fui enviado a una serie de cursos de Desarrollo para Ejecutivos, fui introducido por invitación de los dirigentes de este instituto a una enseñanza más profunda sobre la religión católica. Oiga usted, esto me fue muy agradable y despertó mi apetito por conocer más sobre estos temas de lo espiritual, sin embargo por diversas razones que sucedieron, se rompió esta vinculo. Nuevamente y por razones de trabajo al cambiarme de empresa laboral, fui llevado a la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, México, si ahí en donde todo mundo nos dijo que era una locura porque era una ciudad muy violenta. Le cuento, que la mano de Dios se hizo presente y nunca hemos tenido problemas por motivo de la violencia, oímos todos los días cosas, pero a nosotros no nos llegan. En nuestro segundo domicilio en esta ciudad, tuve un nuevo acercamiento con la iglesia, básicamente con la capilla de la colonia. Aun no sé por qué pero siempre me sucede, cuando me di cuenta ya estaba participando fuertemente en las actividades de la iglesia. En ese caminar fui invitado a un grupo (Vicentinos) para iniciar este ministerio en la ciudad de Reynosa, de un grupo de gran tamaño quedamos solo 4 trabajando y teniendo reuniones semanales. En un principio me fue muy interesante y mi apetito me pedía conocimiento de lo espiritual. Resulto que no había instrucción, solo un libro de apoyo del cual leíamos algunas lecciones. Como Dios me había bendecido en mi trabajo, y ya estábamos en una casa propia (bueno pagando en el banco) en una de las mejores colonias de la ciudad, pues fui desviado nuevamente y me dedique en mis ratos libres a jugar boliche, domino, a ir a fiestas y tener muchos compromisos. Por supuesto la iglesia y lo espiritual, pasó a segundo término, al cumplir 50 años de vida (actualmente tengo 64) en una fiesta en mi honor, que hicimos en casa, me sentí tan grande que me dije: Soy un Triunfador, nada me falta, estoy en la cumbre, buena esposa, buenos hijos, buen trabajo, buena casa, buenos carros, etc. Sin embargo “algo” me inquieto, tuve la sensación que estaba siendo muy soberbio. Y si al año siguiente, casi me muero porque se me reventó la apéndice y dure 3 días sin saberlo, pero como todo salió bien, gastos médicos mayores suficientes y ningún problema. Pues seguí adelante en mí mismo caballo. Ándale que al año siguiente, me operaron de la vesícula, pero como nuevamente todo se resolvió bien, pues seguimos igual. Luego para tener otra tentación, fui promovido a una gerencia más alta en el consorcio de Monterrey, imagínate la cantidad de ego que se apodero de mí, juntas con los meros meros, si los de arriba, pero había un precio. Sentí que tenía que casi entregar mi alma a la empresa, por encima de mi familia y mis creencias, la relación con mi familia y sobre todo con mi esposa, se enfriaron, los que disque amigos de pachanga, se olvidaron de mí, lo peor que mi estilo honrado y franco que me había llevado al éxito en la empresa, no funcionaba, me sentí muy solo y desolado. Pero Dios en su grandeza me trajo de vuelta a Reynosa, pero en lo espiritual seguimos igual. Entonces Dios, cambio su estrategia conmigo y me quito el trabajo. Uy esto me envalentono más y lejos de entender puse un negocio propio pensando en la riqueza y libertad que esto me traería, al principio todo iba bien con algunas dificultades pero bien. En esos días mi esposa empezó a ir a una iglesia cristiana, yo me burlaba mucho de ella y sobre todo el día que estaba por ir a las reuniones. Mi concepto de este tipo de iglesias era que están lideradas por puros vividores y estafadores que se aprovechan de las personas. Pues Dios ante mi soberbia, me quito la casa, mi negocio, amistades de pachanga y todo lo superficial del mundo, me dejo con lo apenas indispensable. Por esos días, mi hijo Arturo, nos informó que se había convertido al Cristianismo, esto nos desconcertó un poco y hasta risa me dio, me preguntaba ¿Qué mosca le picó? Al tiempo nos informa que se va a casar ¡¡¡ y ahí es donde decido ir a investigar de que se trata esa nueva iglesia, porque tanto entusiasmo y valentía. En fin fuimos aun culto un domingo para ver de qué se trataba, resulta que durante la alabanza me puse a llorar sin control, pero con una sensación de desahogo y paz. Por supuesto que decidimos seguir adelante. Al poco tiempo se me acercó el pastor a invitarme a unas reuniones de equipamiento llamadas Iglesias en el hogar, mi pensamiento fue: de aquí soy. Así empiezo a asistir a todo curso, seminarios, cultos y todo lo que se ofrecía. Tal vez al ver mi dedicación al tiempo fui invitado a servir en la iglesia, al principio como apoyo de la escuela dominical, atender la puerta, acomodar mesas y sillas y toda actividad. Maravillosamente a pesar de ya no tener casi ningún ingreso, nunca nos faltó nada, no nos enfermamos y hasta algunos gustillos se nos concedieron. Lo mejor de todo es que no echamos de menos nuestras propiedades ni amistades ni nada del mundo. Nuestro pastor formo un grupo de siervos para ser equipados más intensamente, con la intención de formar líderes en los distintos ministerios. De esta manera al tiempo estuve con otro hermano a cargo del grupo de oración y se me asignó una Iglesia en el Hogar como líder responsable. Al día de hoy me encuentro, ante un obstáculo, (al recibir palabra de cuando estaban por cruzar el lago o el rio, se necesita, el poder de Dios) que es seguir adelante sin mi pastor (el ya partió con el Señor) buscando una enseñanza más profunda que me permita servir más grandemente a las Iglesias, si las así me veo, esa es mi visión. Espero que el Instituto de Líderes Cristianos, me ayude a librar este obstáculo, recibiendo nuevas enseñanzas pero sobre todo la unción de Dios a través de sus oraciones. No creo en casualidades y estoy convencido que estudiar en el Instituto de Líderes Cristianos es el camino a seguir. Con todo cariño y respeto al Instituto de Líderes Cristianos, en el amor a Cristo Augusto A. Narro Barragán
Reynosa, Tamaulipas, México 23 de Septiembre de 2019