¡Muchas bendiciones! Anhelo expresar en primer lugar mi inmenso agradecimiento al eterno Dios que me salvo por la fe en mi Señor Jesucristo, así también al ministerio que Dios usa para la preparación de lideres a través del Instituto de Lideres cristianos. Mi nombre es Samuel Melendez, soy de Huancayo – Perú, Nací en un lugar muy remoto cerca a los Andes en la sierra del Perú, en una familia de pastores cristianos. Sin embargo, desde mi niñes viví una vida de ludopatía lejos de Dios cerca de 8 años, en esta vida miserable envuelto de muchas costumbres inmorales por el cual sufrí mucho a través de traumas psicológicos hasta el punto de casi volverme loco, Jesús llego a mi vida. Cuando cumplí 16 años me fui a estudiar Becado (porque éramos de familia pobre) a la capital del Perú que es Lima por la gracia de Dios, es ahí en el año 2015 cuando Dios llego a mi vida salvándome de la adicción de la ludopatía, el cual intente dejar muchas veces siendo todo un fracaso, pero para Dios nada es imposible, desde ahí entregue mi vida a Cristo, y en mayo del 2017 me bautice en agua y hoy sigo con ese amor para mi Señor Salvador con el anhelo de serle útil en su amplia mies. Desde mi conversión hay un deseo profundo de predicar el evangelio glorioso de mi Señor a las almas perdidas y apoyar en la enseñanza de la palabra de Dios a mis hermanos en Cristo Jesús y no dejando de orar por un avivamiento. Es solo por la gracia de Dios que estoy enseñando la palabra de Dios en las alturas de Huancayo donde el clima no es favorable y hay un difícil acceso de automóviles. En este anhelo que tengo de prepararme para ofrecer un servicio eficiente en la mies de mi Señor, es que por su gracia encontré al Instituto de Lideres cristianos donde la oferta académica me pareció atractiva además de que es gratuito, así que decidí emprender este nuevo compromiso. Isaías 41:9-10 Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.