Poder Evangelizar Efectivamente

¡Poder Evangelizar Efectivamente! El testimonio más hermoso que puedo contar es la manera en que Dios me llamó; algo repentino, sin previo aviso, pero que maravillosamente cambio mi vida. Mi esposa siempre me decía que visitáramos la iglesia y yo no quería. Ella insistió hasta que un día acepté que fuéramos. Fuimos aproximadamente tres veces y nada pasaba.

Un día, en medio de la alabanza tuve un quebrantamiento. El machismo quedó a un lado y las lágrimas caían de mis ojos y sin importarme que las personas estaban a mi alrededor viendo. Entonces llegó esa voz, ese anhelo, ese fuego que me quemaba por dentro y que estaba deseando que llegara la hora del llamado. Pero para mi sorpresa terminó el servicio y no hubo llamado a convertirse a Cristo. Así que salimos de la iglesia.

Yo iba temblando triste. Sentía que algo en mi corazón me hacía temblar. Sentía ese llamado de Dios diciendo «estoy aquí, ven». Entonces llegando al parque empecé a decir a mi esposa «no puedo irme así», y repetía una y otra vez «no puedo irme así». Y mi esposa me preguntaba «¿cómo así?» y yo volvía a decir «no puedo irme así». Entonces di la vuelta, regresé.

Así que Ananías fue y encontró a Saulo, puso sus manos sobre él y dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo». (Hechos 9:17)

Así que fui corriendo hacia donde estaba el pastor y cuando llegué no podía hablar. Tenía un nudo en mi pecho y el preguntó, «¿Deseas entregar tu vida a Cristo?», le dije, «Sí», e hicimos la oración. Luego lloré como niño, caí de rodillas y pasaron los minutos y el trato de hablar conmigo pero yo no podía, no pude decir palabra por horas, solo estuve llorando y sentí que un gran peso cayó de mí y mi vida cambió.

Me llené de paz y desde entonces Dios a puesto en mi ese amor por compartir Su Palabra. Vivo buscando y meditando Su Palabra, Su Voluntad con la intención de hacer que los corazones de las personas se vuelvan a Dios. Para la gloria y honra de Dios también mi esposa se convirtió al Señor. Nos bautizamos y estamos instruyendo a nuestras hijas en el camino del Señor.

Mi deseo más grande es tener el conocimiento de La Palabra y así poder evangelizar efectivamente conforme a la Palabra de Dios. Es por eso que doy gracias a Él por permitirme prepararme en el Instituto de Líderes Cristianos.