Promesas


Dentro del Plan de Salvación de Dios, Dios mismo hizo promesas a grupos de personas y a individuos para cumplir su plan de acercar a las personas para sí mismo. De esta manera, las promesas cumplidas también cumplían el plan de salvación; era como una reacción en cadena que empezaba en Dios y incluía con la participación activa de los receptores de las promesas.

A veces la participación activa implicaba riesgos o sacrificios, como Josué quien actuó valientemente porque Dios había prometido heredar la tierra. Nosotros que hemos recibido la gracia de Cristo nos parece extraño que tengamos que hacer algo para ver las promesas cumplidas. Sin embargo, Dios tiene propósitos especiales para enseñarnos porqué se requiere nuestra participación activa en obediencia a él.  

I. El Rey David

Dios prometió a David que sería rey (I Samuel 16); pero antes de que esa promesa se cumpliera pasaron varios años. Durante ese tiempo David tuvo que pelear varias batallas principalmente contra el rey Saúl. Durante todo es, David aprendió lecciones de vida que no podría haber aprendido de otra manera. Leamos I Samuel 18.

  1. Cuando el pasaje dice: “David se comportó sabiamente”, ¿qué nos dice eso sobre su santidad? ¿Cómo la santidad ayudó a que se cumpliera la promesa?
  2. David no se consideraba gente importante (v. 18), pero, ¿cómo esta actitud humilde le ayudó a esperar a que Dios lo hiciera rey?
  3. ¿Por qué David no tomó el camino fácil?
  4. ¿Cómo fue que su paciencia influyó más para que llegara al trono que sus victorias en batalla?

Nosotros también somos instrumentos de bendición para que se cumplan las promesas de salvación. Entonces:

  • ¿Me “comporto sabiamente” para que Dios cumpla sus promesas? 
  • ¿Cómo evalúo mi humildad? ¿Tengo más orgullo que humildad al saber que Dios me ama? ¿Por qué?
  • ¿Me gusta tomar el camino fácil? ¿Por qué?
  • ¿Espero con paciencia las bendiciones de Dios? ¿O las demando con exigencia? ¿Por qué?

II. El Rey Joas

El rey Joas tuvo la oportunidad de ser coparticipe con Dios para ver cumplidas promesas de provisión, protección y bendición para el reino de Israel; pero su carácter le impidió aprovecharla. Leamos II Reyes 13:14-25.

  1. ¿Cuál era la promesa?
  2. ¿Por qué Joas no siguió las instrucciones?
  3. ¿Qué pienso de la reacción del profeta Eliseo?
  4. ¿Creo que Joas no siguió instrucciones porque asumió que por su autoridad nadie le daba órdenes? ¿Por qué?

Todos en algún momento de nuestra vida hemos batallado y tenido que aprender a respetar a la autoridad. A la luz del caso de Joas preguntémonos lo siguiente:

  • ¿Creo que el respeto a la autoridad espiritual ayuda a ver el cumplimiento de las promesas de Dios?
  • ¿Creo que debo tener respeto ciego a las autoridades espirituales? ¿Aún cuando malinterpretan las promesas? ¿Cuando viven vidas dignas de Dios? ¿Por qué?
  • ¿Desobedezco porque no entiendo los propósitos espirituales de Dios?
  • ¿Cómo decido cuándo sí y cuándo no obedecer los mandamientos de Dios?

III. El Apóstol Pablo

Justo después de su conversión Pablo recibió la promesa de que sería testigo de Cristo a los gentiles. En una de sus cartas explica claramente que mediante su obediencia él vio cumplida esta promesa. Leamos 2 Corintios 11:21-12:10.

  1. ¿Qué dificultades físicas y mentales enfrentó Pablo?
  2. ¿Qué dificultades emocionales y espirituales enfrentó Pablo?
  3. ¿Cuál fue el propósito de Dios para permitir que Pablo enfrentara todo eso?
  4. ¿Cuál fue la reacción y la acción de Pablo frente a esas dificultades?

A todos nos gustan las promesas; pero poca atención ponemos en la condición de la misma. Muchas veces la condición que Dios nos pone para cumplir una promesa es tan grata como el cumplimiento mismo.

  • ¿Sabía yo que las promesas de Dios tienen condiciones?
  • ¿Qué pienso de las condiciones que Dios pone a su promesas?
  • ¿Estoy dispuesto(a) a soportar dificultades físicas, mentales, emocionales y espirituales por causa del cumplimiento de las promesas de Dios? ¿Por qué?
  • Cuando espero el cumplimiento de las promesas de Dios, ¿me vuelvo más egoísta o más devoto de Dios?

IV. La Iglesia

La Iglesia tiene la hermosísima promesa del regreso de Jesucristo. Anhelamos su regreso porque habrá completa restauración y ya no reinará el pecado que causa sufrimiento y corrupción. Pero mientras eso sucede, seguimos esperando guardando en obediencia la esperanza que tenemos. Estudiemos 2 Pedro 3.

  1. ¿Por qué Dios pemite que haya sufrimiento y maldad?
  2. ¿Qué dice el Diluvio sobre sufrimiento de Dios?
  3. ¿Cuáles son las cualidades que describen la vida de quien espera la promesa del regreso de Jesús?
  4. ¿Cuál es el significado de esta vida a la luz del regreso de Jesús?

Muchas veces en medio de nuestro dolor hemos querido que el mundo se acabe y que Jesús regrese. Pero esta no es una motivación sana porque:

  • ¿Qué pienso de quienes aún no han escuchado del Evangelio?
  • ¿Cómo vivo ahorita? ¿Reflejo que mantengo viva la esperanza del regreso de Jesús?
  • ¿Vivo durante este día como si Jesús viniera esta noche?
  • ¿Me atrevería a practicar la justicia tanto como si Jesús ya hubiera regresado?

Publicaciones Vida en Él, publicado originalmente en Estudios Bíblicos Abril 2015.