Sanidad Física
Sanidad Física

¿A cuántos de nosotros Dios nos ha concedido sanidad física en nuestra vida? A muchos. Todos hemos recibido la ayuda de Dios en la salud. A veces Dios nos permite tener una enfermedad, y parece que no nos provee sanidad física en esta vida. En esas ocasiones Dios está presente y nos muestra otras bendiciones que nos concede en la vida. Así es que sin o con salud, podemos prepararnos en el ILC para servir a nuestro prójimo, orar por ellos y compartir con todos la sanidad que Dios nos ha dado en su Hijo. 

Cuando era niño tuve un accidente de transito lo que me costo tener el pie inmovilizado mucho tiempo pero Dios me sano y hoy camino sin ninguna dificultad referente

En las Escrituras existen varias referencias  sobre el poder y el amor de Dios para sanar. Los evangelios narran que Jesús sanó a muchas personas. También nos enseñan que jamás debemos condicionar nuestro amor a Dios si él no nos sana. Dios tiene propósitos para contestar nuestras peticiones y atender nuestro sufrimiento. Jamás dejemos de confiar en él. Sigamos adelante en medio de nuestras dolores y enfermedades. Si puedes, capacítate en el ILC para dar testimonio de Dios – aún cuando atravieses enfermedad.

Mateo 6

»Cuídense de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera no tendrán recompensa de su Padre que está en los cielos. 2 »Por eso, cuando des limosna[a], no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. 3 Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, 4 para que tu limosna[b] sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 5 »Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres[c]. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. 6 Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 7 »Y al orar, no usen ustedes repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería. 8 Por tanto, no se hagan semejantes a ellos; porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes que ustedes lo pidan.