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Por John Arias
Estudiante del Instituto de Líderes Cristianos desde 2017. Es esposo y padre de familia. Maestro de profesión en Ciencias Biológicas y Químicas de la UPN en Bogotá, Colombia. Líder y maestro durante varios años en escuelas dominicales y miembro activo de la iglesia El Lugar de Su Presencia también en Bogotá.
Dios quiere hijos más que siervos. Dios quiere una familia más que una empresa. El Reino de los Cielos es una gran familia donde está Él y sus hijos, empezando por el primogénito de toda la creación; Jesús (Col 1:15), quien enfatizó en muchos pasajes que se debía conocer al Padre para aceptar que Jesús era su hijo, pues Él y el Padre son uno (1 Jn 3:1, Gal 3:26, Jn 10:30). Conocer a Dios como Padre, ABBA1, implica varias cosas que hay que aceptar en la actualidad. Una de ellas es que las familias disfuncionales estuvieron en la mente de Dios. Desde siempre, y no es algo que la postmodernidad trajo, pues en los relatos de la escrituras desde los patriarcas hasta los reyes hubo familias disfuncionales siempre guardando la necesidad de un padre; imagen masculina, y una madre; imagen femenina, y unos hijos; como representación de un legado y descendencia (Gn 1:26-28).
Hoy en día encontramos familias sin padres, sin madres, con padrastros y madrastras, aunque preferiría el concepto padres del corazón2, en las cuales vemos diversidad de problemas a nivel de relaciones, que traen consigo resentimientos, rebeldías, maltratos y violencia. La sociedad ve estas familias como degradación del mismo término instituido por Dios, sin darse cuenta que el mismo hijo de Dios vino al mundo en una familia disfuncional, en donde José aceptó ser el padre adoptivo de Jesús, quien no llevaba sus genes. El amor del padre se ve reflejado en este primer hecho para restaurar a la familia disfuncional que estaba excluida del modelo original, puesto que nosotros mismos somos hijos adoptivos de Él (Ef 1:5). José entendió que debía ser el padre de Jesús como Dios lo era en los cielos (Mt 1:18-25).
Dios quiere que todas las familias, independientemente de su situación y construcción, sientan el amor del Padre, ese mismo amor que Jesús vino a mostrar muriendo por nosotros (Ro 5:8), redimiéndonos de nuestra culpa por el pecado de haber distorsionado el verdadero amor de padre (Gal 3:13-15); el que no abandona, el que no rechaza, el que no maltrata, el que no humilla y el que no tiene preferencias. Por el contrario, cuida, sana, sirve, abraza y, especialmente, perdona y ama. Lo que vemos fue creado de lo que no vemos (He 11:3) y no hay ninguna cosa que exista que no haya estado en la mente de Dios, solo con el propósito de conocerle a través de Jesús. Así entenderemos que aquello que podamos llegar a sentir, en todas circunstancia de nuestra familia, Él también lo sintió.
1) La Palabra Abba Padre es una palabra aramea en el Nuevo Testamento usada para decir padre. Fue dicha por Jesús y Pablo acerca de una relación de intimidad personal con Dios (Mr 14:36 y Ro 8:15).
2) Título que se le da a un padre o madre que no es biológico pero que ha asumido la responsabilidad más allá de la sangre y la genética.
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