Jesucristo me ha Enseñado a Servir

¡Jesucristo me ha enseñado a servir! Mi caminar con Cristo empezó por una situación difícil en mi familia; a mi hermano lo acusaron de asesinato siendo inocente. Crecí en una familia católica e idolatra. Desde muy temprana edad estuve involucrada en fiestas, borracheras y licor. De hecho, yo le cantaba al mundo; mis fines de semana eran de rumba, cantando en fiestas, alegrando a los que me veían y escuchaban.

Aunque mis padres siempre me apoyaron y mi familia siempre estaba unida; no hacíamos las cosas como le agradaban a Dios. Gracias a Nuestro Señor Jesucristo, mi hermanita menor llegó a los caminos desde pequeña y nos hacía entender muchas cosas que no sabíamos acerca de Dios y de Su Palabra. Siempre nos invitaba a la iglesia, pero yo no tenía el valor de aceptar a Cristo.

«El Señor es mi fortaleza y mi escudo; confío en él con todo mi corazón. Me da su ayuda y mi corazón se llena de alegría; prorrumpo en canciones de acción de gracias» (Salmos 28:7 NTV).

Mi padre ha sido un hombre adúltero y ha engañado muchas veces a mi mamá. Hubo un momento en el que pensé que Dios le haría el llamado a él por donde más le dolería. Fue cuando a mi hermano lo acusan injustamente y en medio de esa situación, mi madre y yo recurrimos al que todo lo puede. No dudamos y comenzamos a clamarle a Dios para que sacara a mi hermano de allí. El Señor hizo la obra y yo decidí entregarle mi vida como agradecimiento.

He aprendido muchas cosas sobre mi Dios, mi vida ha cambiado para bien, tengo paz en mi corazón y todas mis cargas están puestas en Jesús. Jesucristo me ha enseñado a servir y esa motivación deseo poder ponerla en práctica cada día de mi vida. En mi congregación soy diaconisa y, junto a mi hermana, soy líder de adoración de la iglesia. Ahora le canto alabanzas a Dios y me siento segura y confiada porque Él es mi Amparo, mi Fortaleza y mi Escudo.