La Buena Batalla de la Fe

Yo soy evangelista y ella es maestra y adoradora

¡La Buena Batalla de la Fe! Mi nombre es Yeison Espinal y mi llamado fue un poco triste ¿Por qué? Porque para poder venir a los pies de Cristo, el Señor tuvo que traerme por dolor en el año 2013. Estaba en una relación de un año con una joven de Pensilvania, Estados Unidos. Ella venía a visitarme a República Dominicana de 2 a 3 veces al año y era muy feliz con ella.

Paso el tiempo y una tía cristiana, un día me llamó y me dijo: «Dios me dijo que tu novia va a morir y será de un paro respiratorio; será antes de lo que ella se pueda imaginar». Pasó el tiempo y mi novia vino a visitarme. Estuvo todas sus vacaciones conmigo. Le conté todo lo que Dios le había dicho a mi tía con el fin de poder conmoverla y así pudiera buscar juntos al Señor y entregarle nuestras vidas a Él. En el momento la note pensativa y solo dijo: «Ok baby, pronto estaremos en la iglesia; disfrutemos un poco más de nuestra juventud».

Durante los 15 días de sus vacaciones disfrutamos felices pero llegó el día de su regresó. La fui a despedir al aeropuerto sin imaginarme que esa era la última vez que la vería. Solo pasaron dos semanas de su regreso a Estados Unidos y se enfermó de pulmonía; cayó en coma durante una semana.

Yo sufrí porque recordaba La Palabra que Dios había dicho por boca de mi tía, quien tiene toda una vida al servicio del Señor. Sufrí mucho al saberla en esa situación sin poder hablar con ella como acostumbrábamos aún en la distancia. Llegó un momento en que las esperanzas se me agotaron; me dijeron que si dentro de una semana no reaccionaba la desconectarían.

«Pelea la buena batalla por la fe verdadera. Aférrate a la vida eterna a la que Dios te llamó y que declaraste tan bien delante de muchos testigos» (1 Timoteo 6:12 NTV).

A la espera de esa semana no me despegué del teléfono esperando una llamada. Solo podía esperar dos noticias; la desconectamos y reaccionó bien o la desconectamos y murió. Una noche, alrededor de las 8 pm., sonó mi teléfono. Era su madre y me dio la peor noticia de mi vida. Me dijo: «Se nos fue, ya murió… y murió de un paro respiratorio», tal y como Dios lo había dicho. Sentí que se me derrumbó el mundo porque Su Palabra se había cumplido. Pensé que mi vida ya no valdría nada cuando la perdí a ella, pero eso fue en aquel momento porque no comprendía los planes de Dios en mi vida. Ahí me di cuenta que verdaderamente Dios era real.

Decidí entregarle mi vida al Señor y ya tengo 8 años sirviendo. Pasaron 3 años y el Señor me dio a la mejor esposa del mundo con la cual tengo 2 hermosos hijos. En la actualidad servimos juntos al Señor; yo soy evangelista, y ella es maestra y adoradora. Vivimos en España y, para la gloria de Dios, estamos peleando juntos la buena batalla de la fe.

Conocí este ministerio del Instituto de Líderes Cristianos un dia navegando en mi ordenador. Me sentía poco capacitado para la obra de Dios y decidí buscar medios para prepararme. Gracias al Señor los encontre a ustedes. Estoy muy encantado de haber encontrado esta oportunidad porque es exactamente lo que buscaba. Me quiero preparar pero no cuento con recursos económicos suficiente pero gracias a Dios y a ustedes que lo hacen posible. Un cordial saludo y bendiciones desde España.

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