Presentarme como Obrero Aprobado

Yo creía conocer a Dios, pero eran solo palabras; unas pocas verdaderas pero mezcladas con palabras de hombres

¡Presentarme como Obrero Aprobado! Tenía alrededor de 20 años, cuando, con una sincera intención en mi corazón de servir al prójimo, ingresé a «Legio Mariae», esto es la Legión de María; un ejército al servicio de la fe en la virgen María. Ello fue sumando una serie de obras muertas que compartíamos con los que me acompañaban y lideraban. Vidas llenas de pecado pero con apariencia de humildad y de verdadera religión. Lo único que producían en nuestro grupo era cavar cisternas rotas. (Jeremías 2:13)

Tras tocar fondo por las desgracias vividas ocasionadas por la manipulación de la fe, me hallé sin esperanza. En el año 1996 fui diagnosticada con colagenosis o enfermedad del colágeno. Tenía 26 años pero mi cuerpo tenía 46. En el hospital, donde sólo me visitaba mi madre, un amigo de la universidad me visitó.

En ese momento no llevé mi manual de la «Legión de María», por ello le pedí a mi amigo que me ayudara a leer algo de la Biblia, la cual nunca leía. Tras muchas terapias físicas e iniciar un curso de natación junto con mi amigo, el cual hoy es mi esposo, fuimos a San Andrés Islas, Colombia, a presentar un examen de buceo. Allí, los dueños del Hotel Tropical Village en San Luis, amablemente nos invitaron a una reunión cristiana; invitación que aceptamos con el que ya era mi novio.

Yo los bautizo a ustedes con agua para que se arrepientan. Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. (Mateo 3:11)

En esa reunión algo sobrenatural sucedió. Solo recuerdo personas felices que cantaban; recuerdo ver un resplandor de luz que llenaba el lugar. Una alegría que nunca había experimentado, lleno todo mi ser. En ese momento fui bautizada en lenguas por el Espíritu Santo. Tres días después fuimos bautizados en el mar, en un lugar llamado Blue Moon.

Tras un accidente, en uno de los exámenes de buceo conocí a ese mismo Dios que me llenó de gozo, lo conocí como el Dios sanador a través de un milagro físico. A lo largo de 26 años de mi nueva vida hemos podido dar fruto por la gracia del Señor. Al ser trasladados de ciudad conocí la Asociación Internacional de Capellanes, a la cual estoy asociada y desde allí he encontrado una herramienta muy útil para cumplir el propósito de mi llamado, el cual es el mismo del corazón del Padre; alcanzar a los perdidos.

Desde la Asociación Internacional de Capellanes, conocí al Instituto de Líderes Cristianos, lo cual considero es otra oportunidad que me brinda el Señor para presentarme como obrero aprobado. En conclusión, yo creía conocer a Dios, pero eran solo palabras; unas pocas verdaderas pero mezcladas con palabras de hombres.

Ahora, desde que tuve el encuentro personal con el verdadero Dios, en adelante toda mi vida cambio. Conocí al Dios de los milagros, al Dios de amor, al Dios de quien fluyen aguas vivas y que derrama su gracia solo por amor. Un amor sin condición y amor genuino que lleva a una verdadera vida de gratitud y adoración desde el espíritu.

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@institutodeliderescristianos

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