Su Palabra me dio Vida

 Me libró de la incredulidad y me mostró cómo ser un bienaventurado

¡Su Palabra me dio Vida! Gloria a mi Señor Jesucristo que me rescató del sufrimiento que atormentaba mi alma en medio de la locura, provocada por haber sido torturado en Cuba por tiempo prolongado. Como el endemoniado nazareno las personas me temían cuando me daban esas crisis porque me ponía violento. Esa fue una etapa muy oscura de mi vida, donde arrastrado por mi propio pecado de infidelidad, codicia, idolatría y sin esperanza por mi ateísmo, la locura me llevó a la cárcel.

Allí fue a rescatarme alguien que yo no conocía aún. No clamé a Él, pero en su extraordinaria misericordia y gracia se presentó en una visión. Yo le dije Señor, «¿Cómo vienes a un lugar tan sucio a rescatarme siendo que tú eres tan Santo?» Pero Él no dijo nada, solo me cargó en sus brazos y me sacó atravesando la pared. Al término de la visión me dije, «wuuaoo eso si estuvo fuerte», pensé que fue obra de mi imaginación, hasta que al otro día me llevaron al juicio donde sería condenado.

Enmudecí, no abrí mi boca para defenderme de todas las acusaciones por mis delitos. Pero en lugar de ser encarcelado me llevaron a un hospital. Entonces reconocí que la visión fue real, Jesucristo me liberó de la prisión física. Mi amado Señor Jesucristo hizo algo que nadie hubiera podido hacer; Él fue en persona a liberarme de la cárcel pero aún seguía preso de la locura.

En mi enfermedad no podía dormir nada; cuando lo intentaba oía voces en mi cabeza, que mencionan mi nombre y hasta llegué a creer que dormir era perder el tiempo. Lo peor era que no había cura según los doctores de Cuba y España, Loco de por vida fue el dictamen de un doctor para mi vida. Nadie pudo sacarme de esa condición. Pero gloria a mi amado Señor Jesucristo que llegó a mi vida cuando ya no había ninguna esperanza según la ciencia; Él me liberó de la locura. ¡¡¡Aleluya!!!

Son muchas las maravillas que solo por gracia de mi amado Señor Jesucristo, Él ha hecho en mi vida, para librarme de creer en el socialismo con su ateísmo, y vivir del robo y del amor al dinero. Puedo decir con convicción que a los que amamos a Dios todas las cosas nos ayudan a bien. Jesús derramó su amor en mi corazón para poder amar y perdonar a mis torturadores. Que Dios no les tenga en cuenta ese pecado porque no sabían lo que hacían.

De hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza. (Romanos 15:4)

Si ellos llegaran alcanzar la salvación de sus almas, les agradecería haber sido instrumento para librarme de la mentira en la que creía. Veo en mi vida todo el trabajo de amor que ha hecho Jesucristo para salvarme. Me permitió tener «éxito», poder y dinero en un país pobre, pero sin su paz y no podía ser feliz, para que buscando la felicidad me leyera Su carta de amor para mi, ¡¡¡Aleluya!!! Con Su Palabra me dio vida, me libró de la incredulidad y me mostró cómo ser un bienaventurado.

Yo creí que mi problema era que no era feliz, pero reconocí que realmente mi problema era mucho más grave que eso, iba corriendo al infierno sin saberlo. Por eso amo tanto a mi Jesús, siempre da más de lo que esperamos y entendemos. Quería ser feliz y Él me llevó al arrepentimiento de mis pecados, y a creerle para salvación, para que la felicidad sea real y eterna. Mi encuentro con Jesucristo fue mucho para mi razón.

El día que me detuvieron escuche música celestial que venía de todas partes y provocó que el dolor saliera de mi cuerpo, mientras dos policías intentaban sin éxito infringirme dolor con sus técnicas para ponerme las esposas. Solo risas y alegría salían de mi ser, que como un niño jugaba con ellos hasta que les permití hacer su trabajo. Lo que ha hecho Jesús por mí, a pesar de mí, nadie más podía hacerlo. Jesús, mi amado Jesús, cambió radicalmente mi vida cuando yo ni sabía quién era yo, por eso estoy convencido de qué Él puede cambiar la vida de cualquiera y llenarla de Su Propósito.

Las bondades de Jesucristo para nosotros son muchas. Hace poco en un culto de oración mi alma me preguntaba ¿Por qué lo haces? Refiriéndose a porque he puesto a Dios antes que a ella en mi vida. Mi respuesta fue porque quiero generarle placer al corazón de nuestro Padre, por muchos años le generó dolor pero hoy quiero vivir para Su gloria y para verlo sonreír por cada alma que se arrepienta y le evite tener que sufrir el dolor eterno que le genera la perdición de un alma amada.

La paz y gozo que disfruto hoy, le costó la sangre a mi amado señor Jesucristo, quien dejó su trono de gloria y anduvo entre nosotros para darle la oportunidad a todo aquel que quiera pero ellos no lo saben y yo tengo que decirles. Para los que aún dudan de la existencia de Jesucristo, existen muchas cosas que les podríamos contar pero no se trata solamente de nuestra experiencia. Ellos lo tienen que experimentar. A través de nuestra formación en teología y ministerio, aquí en el Instituto de Líderes Cristianos, podemos guiarlos a Él. Una cosa les puedo decir. Yo antes estaba loco, esclavo de mi maldad y ahora estoy cuerdo y soy libre. A Dios sea toda la gloria por lo que hace en nuestras vidas.

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