Clases Gratuitas de Teología Cristiana
Una vez más mi corazón siente esa pertenencia de estar donde Dios quiere que esté
¡Clases Gratuitas de Teología Cristiana! Mi nombre es Roberto Molina, actualmente tengo 32 años de edad, en la cual Dios me da la oportunidad de estar agradecido por las infinitas misericordias que Él ha tenido conmigo y mi familia. Esta es la historia de mi vida. Nací en un hogar humilde con papá y mamá. Por parte de papá, lejos de la religión o conocimiento de Dios; de parte de mamá, creyente aunque alejada de la obra y de la iglesia. Fui criado en el mundo con costumbres mundanas y educación secular para tener una profesión u oficio.
Mi padre era alcohólico, no lo era a tiempo completo, pero sí pasaba tiempos en embriaguez que desestabilizaban la vida amorosa, económica y de armonía en el hogar. Desde que tengo memoria, a la edad de 11 años, veía a papá tomar mucho. Mamá se dedicó al hogar y a criarnos. Ella fue quien nos ayudó con tareas, con el estudio y a enseñarnos a ser responsables.
A mi edad de 12 años, existía un profundo odio asi mi padre, por todo lo que hacía; beber, dañar todo cuanto encontrara, intimidarnos y humillarnos. Si bien nunca golpeo a ninguno de los cinco hermanos que somos, ni a mamá, sí hubieron «golpes» psicológicos que dejaron daños y traumas que debemos sanar, pero que por falta de entendimiento no sabíamos como hacerlo. Esas heridas, sin importar cuantos centro psicológicos visitaramos, no era la respuesta a nuestra sanidad de nuestra alma.
En mi adolescencia, hacia los 15 años, en el instituto donde estudiaba, conocí gente que llevaba un estilo de vida «rockera», donde se vestía de negro y no había color alguno. Comencé a escuchar rock alternativo y a involucrarme con personas que llevaban ese mismo enfoque. Dentro de esos grupos de personas, a algunos de ellos les gustaba el alcohol, las drogas, y otras sustancias. También habían personas que les gustaba la cultura y el aprendizaje de filosofía que llevaba a un ateísmo radical como otros que practicaban el oscurismo, la brujeria y los pactos con Satanás.
A medida que yo me fui involucrando, fui conociendo todo tipo de «rock pesado»; desde lo «alternativo» hasta el «black metal» y «dark metal». Mientras crecía, buscaba el conocimiento de las artes oscuras, comence a leer muchos libros satánicos, y de brujeria. A mis 18 años conocí a una persona que me influenció en el trabajo de brujería de San Ximon y algunos «santos», que hoy por hoy puedo identificarlos como demonios. Me llevaron a un templo de San Ximon donde fui bautizado como brujo para hacer las prácticas de brujeria blanca y negra. Hice muchos trabajos que me pedían y muchos mas de los qué yo quería hacer voluntariamente, entre los cuales quería «trabajar» a mi propio padre.
Al llegar a los 20 años buscaba involucrarme más en el satanismo, por lo que decidí buscar la «ouija». Dicha tabla me conectaba con los espíritus inmundos, supuestos familiares y muertos. Ya era mucho el desespero porque quería más y más de llenarme del conocimiento del ocultismo, buscaba de todo para llenar esa sed, pero ya no encontraba más.
Pondré fin a tus hechicerías y no tendrás más adivinos. (Miqueas 5:12)
Llegué a un punto de mi vida donde sentía que no servía para nada ni para nadie, que nada tenía sentido, que ya era inutil seguir en lo mismo. Pero mi orgullo no dejaba que doblegara mi corazón, aparte no había quien me brindara un conocimiento de Dios; los «cristianos» me veían y parecía que miraran al diablo; ellos cruzaban la calle, me rechazaban, etc.
Hasta que un día conoci a una «chica evangélica» que me gustó como novia. Ella me invitaba a los grupos celulares pero a mi no me gustaba ir. Cuando cumplí 20 años acepté la invitación. Ese día recuerdo que hablaron de Satanás y de que era experto en mentirle a las personas, y que el objetivo de el diablo, era condenarme al infierno. Ese dia recibí a Cristo en mi corazón, pero no fue una decisión de cambio sino una decisión de apariencia. Sin embargo Dios estaba preparando el camino para que su voluntad se hiciera en mí.
A los 21 años realmente tuve un encuentro con nuestro Señor Jesucristo y mi vida cambio radicalmente. Ya no vestía de negro, ahora buscaba vestir casual, también tiré todo lo satánico que tenía e hice una limpieza profunda de mi vida anterior. Comencé a llenarme de una nueva vida.
Me casé, tuve un hijo y quería involucrarme en la iglesia apoyando en diversos ministerios. Sin embargo por inmadurez espiritual, peleaba con el pastor, creyendo que él estaba equivocado en diversos temas doctrinales y ministeriales, entre otros. Reconozco que quien estaba mal era yo y no el pastor.
Por esa causa salí de esa iglesia y me mude a otra, la cual traería ciertas aflicciones a mi vida. Mi esposa no quiso seguirme a la iglesia que me mude y comencé a asistir solo a dicha congregación. Allí tomé la decisión de meterme a estudiar Teologia Cristiana en el Seminario Teológico del Nazareno, mi mayor anhelo era aprender más y más de la Palabra de Dios y todo en cuanto a la Iglesia y el ministerio para poder servir al Señor.
Al año de haber iniciado las clases, tuve un problema grande con mi esposa de infidelidad; ella me abandona llevándose a mi hijo de 3 años que poco tiempo después decidió regresármelo e irse a vivir con esa persona. Fueron meses duros; años difíciles. Deje de estudiar, deje de buscar ministerio, deje de buscar servirle a Dios y me volvi a las sillas, «solo a dominguiar» y no buscar nada más.
A medida que pasaba el tiempo, fui sanando pero mi relación con Dios no era muy buena. Comencé a cometer muchas imprudencias que me alejaban cada vez más de Dios y de Su Presencia. Después de un tiempo en el 2017, tuve un sueño donde Dios estaba tocando mi vida y Él me mostraba cada uno de los sueños que Él me había dado; todas Sus Promesas para mi vida.
Retomé el valor de escudriñar las Escrituras, y en ese entonces, mis padres, quienes ya se habían convertido al cristianismo, buscaban un campo donde abrir una misión, la cual actualmente esta levantada en una aldea de Guatemala. Comence a ayudarlos de modo presencial y fui avanzando en el ministerio. Me divorcié de la persona que había sido mi esposa, actualmente vivo con mis padres y mi hijo.
Este año nace el deseo por seguir el estudio teológico pero a causa de mis malas decisiones mis recursos son limitados. Hace unos días busqué en el navegador clases gratuitas de teología cristiana y me apareció el Instituto de Líderes Cristianos. Me informé y me registré, y una vez más mi corazón siente esa pertenencia de estar donde Dios quiere que esté. Espero en Dios que me dé la oportunidad de terminar este estudio y así salir a dar el Mensaje de Salvación.
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