Dios nos ha puesto a liderar

Soy Elizabeth, nací en la República Dominicana pero crecí desde muy pequeña en Alemania, con mi madre, mi padrastro y mis hermanos. Antes de abandonar mi país, a los 12 años, ya amaba al Señor y le adoraba apasionadamente. Sentí su llamado a muy temprana edad y siempre he dicho que Jesús fue mi primer amor.

A la edad de 16 años, en Alemania, me empecé a alejar de Él. Conocí amistades, hábitos y demás que poco a poco me alejaron de Él. Entré en adicciones y prácticas que no honraban a Dios. A los 29 años fue que el Señor, después de muchos llamados y de muchas formas de llamar mi atención, me permitió reconciliarme con Él.

Con el alma destrozada por todo lo que a mi temprana edad ya había vivido, volví a sus brazos y Él no me rechazo. Dios me entregó la visión de una congregación en la ciudad donde vivo, aunque muchas veces me quise mudar, porque tantas personas vieron como yo deshonraba al Señor, pero Dios me dijo «en el mismo lugar donde has sido menospreciado, ahí mismo te voy a levantar».

Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, 39 ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor. (Romanos 8: 38-39)

Hoy, muchos son testigos del cambio que Dios ha hecho en mi vida, y muchos de los que no creían en mi, hoy adoran al Señor junto conmigo. Hoy sirvo al Señor junto a mi esposo y nuestros cinco hijos, y estamos creciendo junto a un grupo de personas que Dios nos ha puesto a liderar.

Sabemos que Dios seguirá trayendo las almas. Pues aquí hay una gran necesidad ya que no hay una iglesia hispana cerca, la más cercana es a casi una hora de distancia. Pero Dios se ha acordado de esta ciudad y nos ha levantado como una respuesta a la misma.

Doy gracias a Dios por haber encontrado al Instituto de Líderes Cristianos, mientras buscaba recursos de estudio en Internet. Es una herramienta esplendida para que mi esposo y yo podamos prepararnos y equiparnos para este tan importante llamado. Dios les bendiga a todos y gracias por estas clases tan buenas y edificantes. ¡Bendiciones!