Llorando ante Su Presencia

Soy de Argentina de la provincia de Catamarca, conozco al Señor desde los 14 años de edad, a razón de que mis padres comenzaron a ir a la iglesia evangélica y el Señor le devolvió la vida a mi hermana menor. Debo confesar que no quería saber nada con las cosas de Dios en una iglesia evangélica, pero el Señor obró en mi vida de tal manera que antes que me enamorara de una chica, me sentí enamorado del señor Jesús.

Él trato mi vida de una manera muy especial, en un momento de oración en mi cuarto, yo estaba llorando ante Su Presencia, y era tanta la entrega que tenía que yo le decía al Señor, quiero sentir algo más, algo que nadie mas haya sentido. Fue cuando escuché una voz que decía que si yo amaba su nombre no dejara Su Amor por las vanidades ilusorias de este mundo.

Aclaro que me asuste, me levanté de donde estaba y una vez mas un llanto rompió mi vida. Otra vez me puse delante de Su Presencia y no podía hablar. Solo lloraba y lloraba, hasta que me quedé dormido. Cuando me levanté ya era la tarde. Me sentí una persona nueva, alguien diferente, no se que, pero cambié totalmente mi vida, hasta en mi manera de vestir. Creo que buscaba la manera de agradar a Dios en todos los ámbitos de mi vida.

Tiempo más tarde una nueva prueba llego a nuestra familia, otra hermana más chica tenía un cuadro de infección generalizada. Aquí la situación se puso tensa. Mis padres comenzaron a decaer en la fe y yo les decía: «sigamos confiando», pero por dentro tenía varias preguntas a Dios que no me atreví hacerlas.

«Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos» (Salmos 139:23 RVR1960).

Pero Dios conoce nuestros pensamientos. Entendí que era necesario que una bendición llegara a nuestras vidas. Mi madre que con todos los diagnósticos médicos no podía tener más hijos, hoy para la gloria de Dios somos 6 hermanos y todos convertidos al Señor.

Hoy, soy pastor desde hace 2 años. Dios nos dio un ministerio donde asistimos a niños y familias con merienda y almuerzo, 3 veces a la semana. Es una congregación de 70 personas. Claro, aún hay mucho por hacer.

Dios bendiga al Insitituto de Líderes Cristianos por presentarse como una gran herramienta de formación para mi vida y para nuestro ministerio. Gracias.