Predicar en la Congregación

Todo comenzó cuando a mis 18 años se me dio la oportunidad de predicar en la congregación que participaba. Fui a la iglesia desde pequeño, pero cuando el pastor a cargo me pregunta si me atrevía a predicar un mensaje. Me di cuenta de las maravillas de Dios; lo poderoso y lo importante que es servirle a Él, más allá de estar sentado en una asiento en la iglesia.

Fue así que en el año 2012 conocí la historia del profeta Jeremías; su llamado, su sufrimiento y su amor incondicional por profetizar a un pueblo terco que me inspiraron a poder enamorarme de Dios, como él lo estaba. Así cuando leí Jeremías 20:7-11, esas palabras marcan mi vida como cristiano:

Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día. Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude. (Jeremías 20:7-11)

Estaba pasando un momento delicado junto a mis padres y junto a mis hermanos. La familia se estaba destruyendo y fui echado de mi hogar por no compartir ideas doctrinales y fe de Cristo, por sobre todas las cosas. Me refugié en Cristo, en buscar ser lleno del Espiritu Santo, para que me diera esa paz, que solo Él sabe dar.

Luego de 10 años Dios me dio el privilegio de volver a casa de mis padres. En julio del 2021, Jesús me respondió y nos dio la bendición del volver al hogar. Ya casado con una hija y un hijo que viene en camino. Ahora como familia y ya más adulto, podemos todos adorar y alabar el nombre de Jesús. 

Durante todo este tiempo, seguí orando por ellos; pidiendo a Dios que restaurara nuestra familia y nos uniera en su ministerio para que la obra de Cristo siga creciendo. Tambien estoy profundamente agradecido con Dios por otorgarme este proceso de crecimiento espiritual a través del Instituto de Líderes Cristianos.