Quiero Prepararme como Líder
Siento que he sido llamado para llevar la «Buena Nueva» a personas que lo necesiten
¡Quiero Prepararme como Líder! Mi nombre es Faber Perez, tengo 48 años y actualmente vivo en la ciudad de Cali, Colombia. Desde que nací fui parte de una familia que profesaba la religión católica y, por tanto, luego de haber nacido, me bautizaron como católico, aunque nunca me preguntaron). Como todo buen católico, poco a poco, fui haciendo los sacramentos que había que hacer.
Estudié administración de Empresas en la Universidad Santiago de Cali y me gradué en el año 1998. Conseguí un trabajo en un negocio muy grande de víveres (consumo masivo), como director de recursos humanos, pero desafortunadamente nunca me acordaba de Dios. Por el contrario estaba muy dado a una vida llena de excesos de alcohol, noches de fiestas y varias mujeres.
En el año 2001, el 7 de diciembre, luego de salir de una fiesta con una chica que conocí esa noche, tomé mi vehículo y me dirigí a una población cercana. Desafortunadamente, en el camino tuvimos un accidente de transito; un conductor de una tractomula se abalanzo contra mi vehículo y prácticamente nos pasó por encima.
En dicho accidente mi acompañante murió en el acto y yo quedé gravemente herido en estado de coma. En este estado estuve por espacio de 5 días, al cabo de los cuales desperté y me dieron la trágica noticia de que iba a quedar en silla de ruedas de por vida. El accidente me ocasionó una lesión en la medula espinal a la altura de la C2 (cervical 2). Se me había desconectado todo el cuerpo.
En ese momento, yo quería morirme porque no aceptaba la idea de no poder caminar nunca más en mi vida. Así estuve por espacio de 15 días; deprimido, aburrido y triste. Solamente lloraba y tenía un gran vacio en mi corazón. Pero fue justo en este momento, el mas negro de mi vida, cuando tuve una experiencia milagrosa, que para mí, fue mi encuentro personal con Jesús.
Yo me encontraba en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), con mucho sueño debido a los medicamentos que me administraban. De pronto, yo sentí la presencia de «alguien» en la habitación. Cabe anotar que en esta habitación solo podía ingresar el médico, debido a que yo tenía una herida muy grande en mi cabeza y podía infectarse con la presencia de otras personas.
Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. (Apocalipsis 21:6)
Esta persona que sentí en mi habitación me preguntó qué me había pasado. Yo le conté que los médicos me habían dicho que nunca volvería a caminar a lo que me respondió que el único que podía decidir por mi salud es Dios. Me dijo que Él era mi «Doctor Personal». Me dijo que orara pidiéndole como cuando se le pide a un amigo, no sin antes agradecer por todo lo bueno que tenía en mi vida y que pidiera perdón por todo lo malo que había hecho.
Esta «persona» me tomó de la mano; la sentí súper cálida y empecé a hacer lo que me había dicho. Di «gracias» por todo lo bueno de mi vida. Pedí «perdón» por todo lo malo que había hecho, y luego «oré». Me dieron muchas ganas de llorar pero con cada lágrima me sentía muy bien conmigo mismo.
Finalmente, Él me preguntó cuál era el deseo que más quería en ese momento. Yo le dije, «QUIERO PODER CAMINAR NUEVAMENTE». Él me dijo, «HECHO ESTÁ». Y me fui quedando dormido. Cuando desperté por la Gloria de Dios, me di cuenta que estaba sintiendo mi pierna derecha debido a que un zancudo me estaba picando y me dio comezón.
Inmediatamente llamé a la enfermera y le conté lo de mi pierna. Me hicieron las pruebas de sensibilidad que me hacían a diario y efectivamente de nuevo tenía sensibilidad. Me programaron para cirugía inmediata y luego de la cirugía pude sentir todo mi cuerpo. La recuperación fue muy lenta porque perdí la fuerza de todas mis extremidades. Incluso hoy en día aún no he recuperado toda mi fuerza pero ¡ESTOY SINTIENDO, ESTOY CAMINANDO y ESTO VIVO!
Me han hecho 4 comites médicos para analizar el proceso de recuperación y mi Neurocirujano dice que es un milagro. Luego de contar mi experiencia muchas personas dicen que todo fue una ilusión producida por los medicamentos, pero para mi fue una experiencia real, donde se me apareció Jesus, me habló, me tocó y me sanó.
Cambié muchas cosas de mi vida, pero no he sido ningún santo y, hasta el día de hoy, aún hay momentos en que a pesar de esta experiencia me he olvidado de Dios. Pero siento que he sido llamado para llevar la «Buena Nueva» a personas que lo necesiten. Quiero prepararme como líder y poner mi grano de arena.
Actualmente estoy sin empleo porque la situación económica de mi país no es la mejor. Por eso agradecería mucho que el Instituto de Líderes Cristianos pudiese otorgarme una beca para seguir preparándome en este propósito de vida. Hasta luego hermanos y gracias por todo.
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