Sirvo en el Ministerio de Niños
Le he dicho al Señor que me ponga donde Él vea la necesidad
¡Sirvo en el Ministerio de Niños! Soy Georgina Corzo, tengo 40 años, vivo en la ciudad de Tuxtla del estado de Chiapas. Desde mi nacimiento me inculcaron la religión católica, en donde asistíamos frecuentemente, y a muy corta edad cumplí con la mayoría de los sacramentos que enseñan en dicha doctrina.
Recuerdo que aproximadamente a los 13 años de edad mi mamá se enfermó por lo que perdió la memoria; ella nos desconocía. Mi madre estuvo atendida por médicos y una hermana de mi papá, quien es cristiana y nos apoyaba cuidándola. Ella comenzó a hablarle a mi mamá de La Palabra, y hermanos de su iglesia la visitaban y oraban por ella.
Aproximadamente a los seis meses ella se recuperó; entregó su vida al Señor y buscó congregarse en una iglesia cerca de la casa. Mi padre no estaba de acuerdo a su cambio de religión; él seguía siendo católico. A la única que mi madre llevaba a la iglesia era a mi hermana, la cual tenía 5 años de edad. Seguí asistiendo a la iglesia católica pero ya no era con frecuencia; sólo cuando mis amistades o familiares me invitaban a algún evento.
Con las enseñanzas de mi madre y lo que veía fui cuestionándome. ¿Por qué los cristianos dejaban de hacer cosas? Como por ejemplo adorar a los santos. Y me fuí interesando e investigando y leyendo la Biblia. Cuando encontraba algo, lo dejaba de hacer porque comprobaba a través de La Palabra de Dios, que no era lo correcto. Eso lo aprendía sin asistir aún a la iglesia cristiana.
Pasaron muchísimos años y ya era una profesionista. Trabajaba siendo maestra de educación preescolar. En el 2009 mi papá se enferma; tenía diabetes e insuficiencia renal, ya teníamos más familiares que habían recibido a Cristo y empiezan a visitar a mi papá donde le hablaron de La Palabra y oraban por su salud.
Durante ese mismo tiempo pasamos por un problema familiar fuerte donde mi hermano fue detenido. Al inicio no sabíamos de él; solo nos decían que estaba secuestrado. Fue una etapa fuerte para la familia. En dicha circunstancia mi papá aceptó a Cristo en su corazón. De la misma forma, en una de las pláticas del pastor Hugo en nuestra casa, acepté a Jesucristo en mi corazón.
Poco a poco fui llendo a la iglesia donde se congregaba mi mamá. Primero fui a un congreso de tres días llamado «Escuela de Profetas» en donde todo me parecía extraño. Me era difícil concentrarme y no sabía qué hacer. Recuerdo que fui profetizada y por primera vez levanté mis manos. La salud de mi papá fue progresando y lo hemodializaron.
Te amo, Señor; tú eres mi fuerza. El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi salvador; mi Dios es mi roca, en quien encuentro protección. Él es mi escudo, el poder que me salva y mi lugar seguro. (Salmos 18:1-2)
Fueron meses difíciles. Desde viajar a ver a mi hermano detenido y cuidar la salud de mi padre. Él se ponía grave y se volvía a levantar. Pasaron días y meses internado en el hospital. A los dos años el falleció. Recuerdo que una semana antes estuvo desesperado, se quejaba, estaba inquieto, no dormíamos y dos días antes ya no podía entrar a verlo. Se me partía mi corazón de verlo así.
El día anterior le llevé una Biblia y unos discos de alabanza. En el hospital le puse la música y ese día estuvo tranquilo. Estuvimos ahí acostados acariciándolo y cantando. Yo le dije a Dios que, si era su voluntad que estuviera con él que se lo llevara. Yo siempre le había pedido que estuviera con nosotros, pero no lo podía ver sufriendo y sabía que con Dios estaría bien.
Al otro día mi papá falleció. Mi fortaleza fue el Señor. A los pocos meses Dios nos escuchó y sacó a mi hermano de ese lugar. De esa manera he decidido servirle al Señor con todo mi corazón. Haciendo siempre Su Voluntad y caminando bajo sus mandatos. Empecé a asistir más frecuentemente a la iglesia y a una célula. Fui a mi encuentro y posteriormente me bauticé.
Actualmente sirvo en el ministerio de niños como maestra. Estoy apoyando en audio por la necesidad de la congregación y por qué le he dicho al Señor que me ponga donde Él vea la necesidad y sea Su Voluntad. He buscado aprender más de Su Palabra porque el pastor de la iglesia en donde me congrego me ha invitado a enseñar La Palabra en varias ocasiones, pero no me he sentido capaz.
Creo que me falta aprender y es así donde empecé a buscar dónde prepararme. Encontré en Google y Facebook este Instituto de Líderes Cristianos y me inscribí para seguir sirviéndole al Señor. Quiero mantenerme en sus caminos y alcanzar más almas, hablando de lo maravilloso que es nuestro Señor Jesús.
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