Soñamos con Servirle al Señor

Ser lámparas encendidas para Él

Durante mucho tiempo he vagado en la vida. Mis padres se esforzaron por darme una buena educación y tener «valores» que de acuerdo a sus propios pensamientos estaban bien, pero había algo que siempre me faltaba. Yo no siempre fui la hija ejemplar; estaba metida en problemas, con amistades incorrectas y era el tipo de persona que los padres no querían cerca de sus hijos. Esto me generaba tristeza e hizo que durante mucho tiempo me sintiera sola.

Así que el tipo de amistades que buscaba eran los indeseables, los que sus padres no estaban presentes, porque de alguna forma los míos tampoco lo estaban. Durante mi niñez mis padres se preocupaban por sus propias «felicidades», es decir, por la satisfacción de sus propios placeres. Por un lado, mi papá fue alcohólico, así que su motivación permanente era el licor y por el otro, mi mamá, vivía frustrada en una vida que le generaba tristeza y se distraía con sus amigas y sus «amigos».

Mi hermano y yo siempre estábamos solos. Al cumplir mis 15 años mi mamá decide separarse para ir a encontrar su felicidad; yo decido irme con ella. La verdad no era opción quedarme con mi papá en un ambiente desequilibrado y tóxico. Al llegar a esa nueva vida con mi mamá, casi por terminar el colegio, tomo decisiones para descubrirme; ser yo misma, alejarme de las amistades que no me convenían e ingreso a la universidad.

Aunque fue muy difícil graduarme, ya que no contaba con recursos para hacerlo después de mucho esfuerzo lo logré. Tuve que salir de mi país de origen al país de mis padres. Aunque tengo dos nacionalidades, irme a otro país y llegar como extranjera a una tierra en la que no es fácil vivir, no me generó mucha confianza.

Pero me tuve que adaptar a una nueva condición de inmigrante, desplazada por la violencia de un estado indolente, siendo rechazada porque provengo de otro lugar, pues algunos que también provienen del mismo lugar no están dando una buena imagen, la cual afecta a los que sí hemos estado luchando correctamente por pertenecer.

Durante el tiempo en el que me he encontrado en esta nueva tierra, encontré a mi esposo. Ahora llevamos 5 años hermosos, en los que sé que Dios nos juntó porque tiene un propósito para nosotros. Conocí a Jesús una semana antes de casarme y ese fue el mejor día de mi vida, aun más cuando mi esposo también hizo la oración de fe y juntos soñamos con servirle al Señor.

«Estén vestidos, listos para servir y mantengan las lámparas encendidas, como si esperaran el regreso de su amo de la fiesta de bodas. Entonces estarán listos para abrirle la puerta y dejarlo entrar en el momento que llegue y llame» (Lucas 12:35-36 NTV).

Sabemos que Dios ha sido fiel con nosotros y que sus pensamientos son mas grandes que los nuestros. Estamos orando y creyendo en que Dios hará milagros sorprendentes en nuestras vidas, cumpliendo las peticiones de nuestro corazón.

Al reconocer que Dios nos ha hecho un llamado de predicar las buenas nuevas del evangelio y ser lámparas encendidas para Él, me propuse en mi corazón estudiar para conocerlo más y poder servirle con excelencia. En mi proceso de búsqueda encontré el Instituto de Líderes Cristianos. Hasta el momento me encuentro sorprendida con este gran instituto porque ha hecho que crezca una sed por ser una avivadora dentro del ministerio.

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@institutodeliderescristianos

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