Un Hermano Misionero

Quisiera empezar agradeciéndole al Instituto de Líderes Cristianos por tan excelente plataforma. Yo nací en un hogar cristiano; mis padres lo son. Mis abuelos en un tiempo adoraban ídolos. Pero un día, en el tiempo divino de Dios, cuando mis abuelos estaban en una crisis financiera muy terrible y a punto de perder la única casa que tenían, decidieron clamar a Él.

Un hermano misionero que aún desconozco su origen y procedencia, había estado invirtiendo su tiempo y recursos en buscar y evangelizar a mis abuelos. Un día se vio reflejada esa siembra. Ellos desesperados, oraron a Dios e hicieron una promesa; que si de alguna manera sobrenatural lograban pagar esa gran deuda que tenían, ellos dejarían atrás esa vida de idolatria y le seguirían a Él.

«Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas» (1 Pedro 2:21 RVR1960).

Y asi sucedió. Por un milagro de Dios al terminar el día logaron vender una pequeña fracción de esa casa, la cual habían puesto en venta por mucho tiempo antes y nadie se interesaba. De la nada apareció un comprador y estaba muy interesado en la propiedad en venta, que de una vez traía todo el dinero para saldar la deuda. Suena algo irreal, pero asi sucedió.

Mis abuelos fieles a su promesa le cumplieron. Llamaron al pastor de la zona, él los recibió y los guió a aceptar a Dios en sus vidas. Quemaron todos los ídolos y el altar que se tenia en esa casa. Y como dice en Su Palabra «Dios levanta al humilde, al vil y despreciado». Y asi fue con mi abuelo, él fue llamado a evangelizar y así lo hizo; en plazas, mercados, buses y estuvo regalando nuevos testamentos a todo aquel que que encontraba. Toda la familia fue cambiada al encontrar a Jesucristo. Hoy para gloria de Dios, mi tío, el hijo mayor, es pastor general de la iglesia a la que asisto. Mis padres son líderes de jóvenes y yo juntamente con ellos sirvo en la iglesia en la que Dios ha permitido que estemos.

Me interesa mucho estudiar y prepararme. Toda la historia y rumbo de mi familia fue cambiada por un hermano misionero, e hizo que nosotros tuviéramos un encuentro genuino con Jesucristo, gracias a su perseverancia y amor para alcanzar las almas. Yo también deseo poder hacer ese cambio en otras familias. Ser esa luz en medio de tanta oscuridad y confusión.

Para mi es un reto estudiar en el Instituto de Líderes Cristianos ya que en mi cultura predomina el machismo. Se asume que las mujeres estamos para atender el hogar y los hijos. Por ello es desafiante cambiar ese pensamiento que ha sido inculcado generación tras generación. Sin embargo, se que Dios me esta llamando para prepararme. Aún no se completamente cual es Su Plan Perfecto para mí, pero en mi espíritu siento la necesidad de buscar y conocerle más. Nuevamente gracias por esta oportunidad.